La periodista Sanjuana Martínez, quien ha revelado las acusaciones en contra del sacerdote Eduardo Córdova Bautista por abusos sexuales de menores de edad, declaró en esta Capital potosina que la Arqui-diócesis, además de instruir el proceso canónico al que hace referencia, debió entregar a las autoridades judiciales información para que éstas abrieran las investigaciones correspondientes.
Destacó que, por otra parte, las autoridades de procura-ción de justicia se olvidaron todos estos años que estos delitos se persiguen de oficio; en tanto que los padres de los menores que han sido víctimas de abuso sexual, debieron acudir a las instancias judiciales correspondientes. “Ir más allá de la denuncia al interior de la Iglesia”, afirmó. “La opción del silencio ha hecho más daño a la sociedad”, dijo criticando la actitud de los padres de familia que no procedieron a realizar la denuncia correspondiente y se quedaron únicamente con una queja al interior de la Iglesia.
De Eduardo Córdova Bautista, quien hasta hace poco se sostenía como apoderado legal de la diócesis, dijo que de acuerdo con los testimonios recabados, habría afectado al menos a un centenar de personas, en el lapso de tres décadas.
Por otro lado, comentó que el fenómeno de la pederastia clerical representa un fuerte impacto económico-financiero para el Estado Vaticano, consideró la periodista investigadora, Sanjuana Martínez, quien arribó a la Capital potosina para dictar una conferencia relacionada con este tema, en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
De acuerdo con cálculos de la investigadora, el fenómeno de la pederastia clerical a nivel mundial entraña alrededor de diez mil víctimas de abusos sexuales, de las que un importante porcentaje ha presentado denuncias judiciales penales y reclamado la reparación de daños por miles de millones de dólares, y esto sólo en referencia a los casos ventilados en Estados Unidos.
A raíz de la denuncia pública presentada por el ex sacerdote Alberto Athié Gallo, Sanjuana Martínez, quien indagó algunos de los casos registrados en Estados Unidos, y en Los Ángeles, destacó que la Iglesia, que ha sido requerida por la Organización de las Naciones Unidas, ha venido realizando una serie de estrategias para ocultar a los acusados, evadir su responsabilidad, acallar a las víctimas o, simplemente para desconocerlas.
Una de las estrategias es confundir alevosamente a los periodistas y a los medios de información que han indagado y publicado sobre este tema, como escandalosos, amarillistas, protagónicos, en un intento de descali-ficarlos y de minimizar su información aún cuando esta se encuentre debidamente documentada.
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