Fiscales de Corea del Sur entraron en el complejo de una secta cristiana para buscar al millonario considerado dueño de la naviera del ferry Sewol, cuyo paradero se desconoce desde el naufragio del barco en el que murieron más de 300 personas.
Un grupo de unos 70 fiscales entró en la sede de la Iglesia Evangélica Bautista ubicada en una montaña de Anseong, unos 80 kilómetros al sur de Seúl, donde sospechan que se esconde su fundador, Yoo Byung-eun, informó la agencia local Yonhap.
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Aunque unos 100 miembros de la secta bloqueaban la entrada del complejo desde hace varios días, hoy accedieron finalmente a permitir la entrada de las autoridades.
Yoo, empresario, fotógrafo y líder religioso de 73 años, está acusado de malversación de fondos, evasión y soborno después de que el hundimiento del Sewol destapara oscuras transacciones ilegales de la naviera Cheonghaejin Marine y empresas afiliadas, y pende sobre él una orden de arresto.
Sin embargo, ayer no se presentó al interrogatorio tras ser citado por los fiscales, que también investigan su posible responsabilidad en el accidente tras conocerse que el buque llevaba hasta el triple de la carga permitida e incumplía presuntamente otras normas de seguridad.
Yoo Byung-eun no posee acciones de Cheonghaejin Marine pero se cree que controla de facto la empresa a través de sus hijos, que sí acaparan un importante número de participaciones.
En todo caso, no es seguro que el fundador de la secta se encuentre escondido en el complejo de Anseong, ya que podría haber huido a otro lugar según advirtieron ayer los fiscales, al igual que su hijo mayor Yoo Dae-kyun al que se atribuye una responsabilidad directa en las violaciones de normas de seguridad del ferri.
Tanto el anciano millonario como sus tres hijos se encuentran en la lista de “buscados” de la policía surcoreana al no haber comparecido a una sola de las citaciones de los fiscales en las últimas semanas.
La investigación del caso ya ha provocado varias detenciones de empleados de la naviera por la sobrecarga ilegal del buque Sewol.
Se cree que el exceso de peso fue crucial a la hora de desequilibrar hacia un lado el buque tras un giro brusco y provocar su vuelco total en tan solo una hora.
Este suceso ha dejado 304 muertos, la mayoría jóvenes estudiantes de 16 y 17 años, mientras todavía quedan 16 cadáveres por recuperar del ferri que permanece sumergido en aguas al suroeste del país desde el pasado 16 de abril.