Jóvenes chilangos crean videojuegos y los venden

A fin de año, la marca Sony lanzará al mercado “Murasaki Mist” para las consolas de videojuegos PlayStation 3 y la portátil PS Vita. Se trata de una aventura que se desarrolla en Mithria, un poblado lleno de niebla púrpura y que surgió desde las computadoras y escritorios de una casa en el centro de la delegación Coyoacán.

Constancia, automotivación y el apoyo brindado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal (Seciti), así como de la Asociación Mexicana para la Innovación en Tecnología Educativa (Amite), llevaron a Elías Kuri y Daniel Arévalo a avanzar niveles y firmar un contrato con Sony, quien distribuirá y pondrá a la venta la historia de la guerrera Akara, protagonista del juego.

Con 28 y 29 años de edad, estos dos jóvenes emprendedores también esperan el lanzamiento de Penguin Assassin, otro videojuego que, en dos meses, estará disponible para dispositivos móviles con sistema operativo iOS.

“Es un camino largo, pero vale la pena”, dice Elías, quien sostiene que —además de las horas de trabajo—, fue el apoyo de la Seciti y el Amite lo que los impulsó a lograr que los sueños de la infancia se convirtieran en realidad.

“Fuimos (a la secretaría) con la esperanza de que nos dieran algo de dinero para empezar el proyecto sin tener que dedicarnos a otros trabajos para mantenernos y dividir los tiempos. Les expusimos el proyecto y ahí empezó todo”, cuenta.

La Seciti otorgó un primer apoyo de 100 mil pesos para que avanzaran con el desarrollo de ambos videojuegos, mientras que el Amite fue el enlace con Square Enix (compañía japonesa desarrolladora de videojuegos), desde donde lograron captar el interés de Sony.

Un juego latino

En 2012, Square Enix lanzó una convocatoria para encontrar a los mejores desarrolladores de videojuegos de América Latina, Elías y Daniel participaron y, aunque no resultaron ganadores, “Murasaki Mist” atrajo mucho la atención por su similitud con la saga Final Fantasy y, sobre todo, por sus toques latinos.

Ahí comenzaron los viajes y acercamientos con directivos y desarrolladores. “Nos motivó mucho llegar a la final. Luego Sony nos invitó a una reunión en Los Cabos (Baja California) y fue ahí donde se pudo mostrar de manera personal a Sony Murasaki Mist”, recuerda Elías.

En este proceso, también constituyeron Hollow Games, microempresa dedicada al desarrollo de videojuegos y que hoy da empleo a seis jóvenes y cuenta con un programa de becarios, en el que participan seis personas más.

“Vivimos de esto, no vivimos bien, pero en parte es porque decidimos contratar más gente, además la Seciti y el Amite nos dan seguimiento y respaldo”, dice Daniel.

Nada es imposible

Elías Kuri, estudió música y Daniel Arévalo, matemáticas, ambos en la UNAM. Reconocen que falta apoyo para que más jóvenes mexicanos logren sus sueños, aunque nada es imposible, dice Elías.

En el futuro, dicen, no sólo continuarán con el desarrollo de videojuegos, sino que también buscarán compartir su experiencia y ayudar a otros jóvenes, quienes deben aprovechar —precisó Daniel— que latinoamérica hoy representa uno de los principales mercados.

“Los videojuegos son una industria gigantesca que puede hacer que muchas personas vivan perfectamente de ella”, sostiene.