El maestro del pop art, Andy Warhol, fue hoy la tabla de salvación para la sesión de arte contemporáneo de Sotheby’s en Nueva York, al despachar más de 71 millones de dólares por seis obras, entre las cuales estuvo la más cotizada de la noche, Seis autorretratos, vendido por 30.1 millones.
Las obras del pintor estadounidense consiguieron eclipsar a la que se esperaba fuera la estrella de la subasta, el Popeye del artista vivo más cotizado del momento, Jeff Koons, pero faltaron espinacas para la puja por esta obra, que aunque salió con mucho enigma por 24 millones de dólares, solo consiguió arañar los 28,16, muy lejos del récord del artista, situado en los 58 millones.
Eso sí, esta obra ha alcanzado este precio solo tres años después de su finalización, pues data de 2011.
Así, la obra de Warhol, que el mismo año por estas fechas consiguió su máximo histórico con los 105 millones de Silver car crash, fue lo mejor de una sesión de ritmo plomizo en la que multitud de lotes quedaron sin adjudicar, aunque ninguna de ellas suya.
Big electric chair se vendió por 20.43 millones, 12 Monalisas (reversal series), por 11.36, aunque su rostro multiplicado por seis, dispuesto en horizontal y cada uno en un color pudo con toda la demás oferta.
El relevo que en su día Warhol vio en el haitiano Jean-Michel Basquiat se reprodujo en la subasta de hoy: no solo porque una de las obras de Warhol vendidas era de Basquiat reconvertido en el David de Miguel Ángel (y que alcanzó los 3.18 millones), sino porque Undiscovered genious of Mississippi Delta, del grafitero más cotizado, también fue uno de los mejores vendidos de la noche, por 23,68 millones.
Como el Popeye de Koons, salió sin precio oficial y tampoco encarnizó a los coleccionistas en la puja por él.
Entre otros artistas de venta multimillonarias destacaba Gerhard Richter, quien ostentara el récord de artista vivo más cotizado antes de que llegara Koons, y que hoy también alcanzó una cifra considerable (28.75 millones) con Blau.
Pero pese a estos numeros y que se conseguía un récord personal para un artista tan popular como Keith Harring (4,86 millones por uno de sus cuadros sin título), lo noticioso de la subasta eran quizá las obras que quedaban sin adjudicar.
Entre ellas, un óleo de Willem de Koonig que se había valorado en 25 millones de dólares o algunas obras de Richard Serra e Yves Klein, del que sí se vendió Réliéf Éponge Bleu por casi 17 millones.
Y así, Sotheby’s mostró, más que su compañera y rival Christie’s ayer, los primeros síntomas de fatiga de esa “burbuja del arte” que el año pasado alcanzó su apogeo y que ha sido inflada por las grandes fortunas de Asia y Oriente Medio.
Hoy, en Twitter, preguntaban: “¿donde están los compradores?” Y respondían: “Estaban ayer en Christie’s y hoy en Art Bassel Hong Kong”.
Christie’s, si bien ayer no logró hitos como el logrado con Tres estudios sobre Lucian Freud por 142 millones de dólares el año pasado (su obra mejor vendida fue Black Fire I, de Barnett Newman, por 84 millones), se refugió en el récord de recaudación total en una sola sesión, gracias a los 744.9 millones logrados por una subasta en la que solo cuatro lotes quedaron sin adjudicar.
Pero Sotheby’s hoy quedaba lejos de competir en la misma liga, y consiguió “solo” 364.4 millones de dólares.
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