Crean nuevo tipo de ADN inexistente en la naturaleza

El ‘alfabeto’ del ADN de todos los organismos vivos en la Tierra cuenta con sólo cuatro letras o bases nitrogenadas -adenina (A), tiamina (T), guanina (G) y citocina (C)- que, combinadas en pares y secuenciadas de diversas formas, determinan el significado del material genético, la función, forma, y desarrollo de todas las formas de vida.

Pero un grupo de científicos estadounidenses del Instituto de Investigación Scripps de California han logrado crear el primer organismo con un nuevo par de letras o bases artificiales que no se encuentran en la naturaleza, llamadas d5SICS y dNaM.

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La elegida para esta creación fue la E. coli, una bacteria muy conocida que puebla el intestino humano, y una de las preferidas por los científicos para manipularla debido a su sencillez.

Hasta ahora, se reproduce con éxito en el laboratorio y logra pasar un par de estas nuevas letras a su descendencia. Los científicos investigan cuánto tiempo pueden vivir estos organismo y si pueden llegar a aumentar el número de bases nitrogenadas artificiales en su código genético.

“Es como si trataras de escribir un libro con tan sólo cuatro letras. Si usas más letras, podrás inventar nuevas palabras, encontrar nuevas formas de usarlas y serás capaz de contar historias más interesantes” explicó el líder de la investigación, Floyd Romesberg, del Departamento de Química del Instituto Scripps, a la revista científica Nature.

La incorporación de este nuevo par de letras en el alfabeto genético abre la posibilidad a la creación de organismos que puedan utilizarse de forma industrial y fabricar nuevos nanomateriales, fármacos, antibióticos y vacunas más eficaces, crear bacterias que conviertan desechos en posibles combustibles o que elaboren nuevos compuestos químicos a bajo costo.

Hasta el momento los investigadores no han podido probar si el nuevo tipo de ADN permitiría a las bacterias crear una proteína, es por ello que aún no es posible hablar sobre ningún desarrollo concreto.

Además, Romesberg supone que la bacteria no podría sobrevivir en el entorno natural puesto que esta consume sólo moléculas sintéticas que son producidas por los científicos. Por lo tanto, tampoco podría infectar a otros organismos.