Carlos Manuel Hoo Ramírez, alias El Cóndor, único escolta que acompañaba a Joaquín El Chapo Guzmán Loera el día de su recaptura, es un hombre que sólo permaneció tres años y tres meses en el Ejército, pero en ese lapso avanzó rápido: ascendió de soldado a cabo y entró al equipo élite del 209 Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales, GANFEs, con sede en Culiacán, Sinaloa, adiestrados para dominar las costas mexicanas y el uso de armas especiales dentro del agua.
La información aquí expuesta obedece a una solicitud de información hecha por un Diario de circulación nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). En su respuesta, la dependencia proporcionó una versión pública del expediente de Hoo Ramírez, que consta de 23 hojas.
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En el documento se observa que Hoo Ramírez no desertó del Ejército, sólo pidió su baja. Al cumplir sus primeros tres años, el entonces militar había terminado su “contrato de enganche”, por lo que podía solicitar su salida, pero en cambio expresó su deseo de continuar con el servicio de las armas “por tiempo indefinido”. Fue tres meses después cuando dio un giro radical a su decisión y solicitó su baja.
De acuerdo con su “memorial del servicio”, sólo obtuvo un ascenso: el de cabo de arma otorgado el 16 de junio de 1999; no participó en campañas ni acciones de guerra, no obtuvo premios ni registró faltas, sólo hizo uso de sus periodos vacacionales correspondientes.
Y aunque no tuvo faltas al trabajo, fue castigado en cuatro ocasiones: la primera, por 48 horas de arresto, en septiembre de 1999; la segunda, por cinco días, en abril de 2000; la tercera, por 10 días, en agosto de 2000, y la cuarta, por 48 horas, en ese mismo mes. Las últimas dos se efectuaron días antes de su baja.
En ese entonces nadie hubiera advertido que se convertiría en la mano derecha del hombre más buscado del mundo, El Chapo, ambos detenidos en Mazatlán, Sinaloa, el 22 de febrero pasado.
Como ‘pez’ en el agua
El Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales, GANFEs, fue creado en la década de los 90 con la intención de contrarrestar el terrorismo y el narcotráfico. Según fuentes militares, los Anfibios no fueron bien vistos por la Marina Armada de México, por eso, en el gobierno de Felipe Calderón —entre 2007 y 2008— se iniciaron acuerdos entre la Sedena y la Marina para trasladar a sus integrantes a la Armada.
A pesar de estos intentos, existe registro de que hasta 2012 los GANFEs seguían operando para la Sedena. En el informe de labores 2013 del Ejército no se menciona al grupo, pero sí patrullajes anfibios.
Estos elementos especiales, como Carlos Manuel Hoo Ramírez, recibieron adiestramiento en selvas, aprendieron patrullaje y supervivencia, conocieron de navegación marítima básica y avanzada, de fauna y flora en el ambiente; supieron de reconocimiento y combate en áreas inhóspitas y climas extremos bajo cualquier situación y terreno, según se informa en un video institucional de las Fuerzas Especiales de la Sedena.
La información de estos grupos fue celosamente resguardada por el Ejército, pero en una solicitud de información pública y tras un recurso de revisión, la Secretaría de la Defensa se vio obligada a responder sobre las zonas de operación de los entonces GANFEs.
“Participan en apoyo de las autoridades civiles, a fin de acotar las actividades ilícitas del crimen organizado, en específico en litorales, así como en lagos, lagunas, esteros, presas, ríos y vías fluviales, ya que pueden participar en el lugar que se requiera su intervención para cumplir con las misiones de las instituciones armadas que, ante todo, existen como salvaguardas del Estado Mexicano; por lo antes mencionado, al informarle que se desempeñan en la zona costera, es porque ahí es donde comúnmente se les destina por las características de su adiestramiento…”, respondió la Secretaría de la Defensa.
A los GANFEs se les impartió un curso para aumentar sus capacidades físicas y mentales, con acento especial en el trabajo acuático. Al finalizar el adiestramiento, un Anfibio debía ser capaz de nadar mil 300 metros portando su uniforme, arma y equipo.
Todas estas habilidades debieron ser demostradas por Carlos Manuel Hoo Ramírez.
Reitera respeto… y se va
El Cóndor tiene 35 años, nació el 15 de octubre de 1978, en Los Mochis, Sinaloa, de acuerdo con su acta de nacimiento. El 1 de junio de 1997, con 18 años, soltero, secundaria terminada y de oficio obrero, solicitó su alta en el Ejército.
Entonces, con su puño y letra escribió: “Por medio del presente me permito solicitar a usted si para el efecto no existe inconveniente, se me conceda ingresar al Ejército y Fuerza Aérea Mexicanas y en el 89/o Batallón del arma como soldado de infantería, en virtud de tener verdaderos deseos de servir a la la patria y por considerarme con vocación para ello”.
Tras realizarle exámenes médicos como el Catastro Torácico, V.D.R.L. y grupo sanguíneo, el aspirante fue recibido satisfactoriamente en la institución. También le fueron practicadas las pruebas sicológicas SMP-01 y SMP-02, las cuales superó.
Hoo Ramírez fue objeto de tres movimientos que fueron testados por el Ejército al momento de generar la versión pública del expediente: uno fue el 1 de noviembre y otro el 16 de diciembre de 1998, y uno más el 16 de marzo de 1999. Según fuentes militares, los movimientos podrían obedecer a los tiempos en los que hizo sus estudios para ingresar a los GANFEs.
En su carta para causar baja del servicio activo, fechada el 1 de septiembre de 2000, El Cóndor refirió problemas familiares.
“Me permito solicitar a esa superioridad, si para el efecto no existe inconveniente, se me conceda causar baja del Servicio Activo y alta en la reserva correspondiente, de conformidad con el artículo 154 de la L.O.E.F.A.M., en virtud de no tener deseos de continuar prestando mis servicios al instituto Armado y tener problemas familiares que requieren de mi tiempo completo”, escribió entonces.
“Agradeciendo de antemano la atención prestada a la presente solicitud, reitero a usted mi subordinación y respeto”.
El documento, fechado en la Novena Zona Militar, con sede en Culiacán, Sinaloa, fue dirigido al “General Secretario de la Defensa Nacional”. Al pie del texto, el teniente de infantería comandante de grupo, Oswaldo Ríos Durazo, emitió su anuencia: “Esta comandancia del 209 G.A.N.F.E. a mi mando no tiene inconveniente en que se le conceda al interesado lo que solicita”.