Un empate contra el Málaga en el Vicente Calderón prolongó la emoción para la última jornada de la Liga, con un título pendiente para el Atlético de un punto en el Camp Nou frente al Barcelona, en una Final por el campeonato, 90 minutos que decidirán un trofeo que el equipo rojiblanco acarició por momentos.
En el tramo final, después de igualar el 0-1 de Santa Cruz con un cabezazo de Toby Alderweireld cuando el partido peor pinta tenía para el conjunto rojiblanco, el Atlético apuntó al campeonato, con la igualada del Barcelona en Elche y con una parada de Willy Caballero a un disparo de Adrián que podría haber valido el título.
En una tarde de máxima transcendencia, con la Liga al alcance, el Atlético salió al terreno de juego desbordado de tensión. Lo acusó en la primera media hora, precipitado, quizá con demasiada ansiedad por momentos, tan metido en la cabeza el gol que intentó acortar el camino tanto que se estrelló contra el planteamiento del Málaga.
Pobló el alemán Bernd Schuster la defensa de su equipo, como ya hizo en la primera vuelta en La Rosaleda, alineó tres centrales y minimizó las vías hacia su portería; un enredo para un Atlético sin Diego Costa y obcecado en una fórmula, los balones largos a la prolongación de Raúl García y el desmarque a la espalda de Villa.
Sólo una vez le salió en todo el primer tiempo. Era el minuto 10. Un centro largo de Gabi, peinado por el centrocampista navarro, cayó en las botas de Villa, pero el disparo del atacante, perfilado para el gol, con la única oposición de Willy Caballero, lo escupió el larguero, en una de las ocasiones del Atlético en la primera parte.
Porque el conjunto rojiblanco, más allá del buen manejo de balón del Málaga, del notable funcionamiento defensivo de su adversario y de las inquietudes que generaba de vez en cuando alguna carrera de Amrabat, algún regate de Samuel o algún movimiento de Santa Cruz, protagonizó las mejores oportunidades en el viaje hacia el descanso.
Sobre todo en el cuarto de hora previo al intermedio, cuando serenó más su juego, directo y veloz como siempre, pero sin tanta prisa, cuando aparecieron un intermitente Arda o las incursiones por banda de Juanfran, hábil para despistar a Antunes. Dos centros suyos acabaron en nada por los remates fallidos de Koke y Raúl García.
Todo estaba igual que antes del inicio del partido. Sin goles en su partido ni en la visita del Barcelona a Elche. Tantas ganas tenía el Atlético que volvió al campo un par de minutos antes de las ocho de la tarde para encarar el segundo tiempo, que se rompió de inmediato. A la ambición rojiblanca respondió el contragolpe rival.
Un tiro alto de Villa, otro de Koke, éste a unos centímetros del poste visitante, en un juego embarullado acercaron al gol al equipo rojiblanco, aún nervioso, que descuidó su retaguardia, como demostró una contra de Santa Cruz salvada por Courtois con una insuperable salida y confirmó el atacante paraguayo minutos después con el 0-1.
En esa ruleta rusa marcó el Málaga. Una precipitada salida del portero belga la superó Santa Cruz por encima para, después, remachar de cabeza el gol; un golpe que silenció el Calderón con dureza, en un minuto interminable para asumir el tanto en contra, para recuperar la fuerza, también de los futbolistas rojiblancos.
Y reaccionó el Atlético, exigió a Willy Caballero, que se hizo enorme en dos manos extraordinarias a Villa y Diego Ribas, en el campo para los últimos 20 minutos, pero que vio inmóvil, sin opción, un cabezazo de Toby Alderweireld junto al poste. Su testarazo bueno, el saque de esquina botado por el argentino Sosa fue aún mejor.
El 1-1 encendió a la grada, también al equipo, a un gol de la Liga, de un campeonato que no gana desde hace 18 años, que rozó con una falta de Sosa, con un tiro de Adrián parado por Caballero y que aún no ha ganado, con todo pendiente de la ‘final’ del domingo con el Barcelona en el Camp Nou. Al Atlético le vale un punto.
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