En dos semanas Colombia celebrará elecciones, y conforme se acerca, los trapos sucios se exponen al sol. Ayer, el presidente Juan Manuel Santos, quien aspira a la reelección tomó distancia de sus asesores vinculados, presuntamente, con el narcotráfico. El presidente declaró que tienen que someterse a la justicia. Así lo dijo durante una entrevista con la emisora W Radio sobre las versiones de prensa que aseguran que el venezolano Rendón y Chica recibieron en 2011 hasta 12 mil dólares (156 mil pesos mexicanos) de los capos de la banda Los Rastrojos y de la Oficina de Envigado, lo que ellos han negado.
“Ambos han dicho que no recibieron un solo peso”, afirmó Santos al reconocer que “no es fácil ‘tumbarle’ (o estafarle) una cuantía de esa naturaleza a la mafia”.
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Y agregó que “si llegaron a recibir un solo centavo pues que se sometan a la justicia y que la justicia los condene. No tengo ningún tipo de contemplación con ningún corrupto o persona que esté en la ilegalidad”.
Este escándalo, denunciado en plena campaña cuando quedan dos semanas para los comicios presidenciales del 25 de mayo, ha traído consigo la renuncia de Rendón como estratega de propaganda de la campaña de Santos y la dimisión de Chica de su más reciente cargo como director ejecutivo de la Federación de Departamentos.
Según las denuncias de la prensa colombiana, un exguerrillero del ELN contactó a Chica cuando era alto consejero presidencial de asuntos políticos y a Rendón para trasladarle por medio de ellos al mandatario una propuesta de desmovilización de grandes bandas narcotraficantes del país.
Santos afirmó que de inmediato remitió el documento a las autoridades judiciales e hizo “lo correcto”, al recordar que el hecho “ni siquiera se consumó precisamente por las condiciones que impuso la Fiscalía, y (los narcotraficantes) acabaron presos por el Gobierno o entregándose a las autoridades estadunidenses”.
Seguido a este escándalo que afecta a la campaña de reelección de Santos, esta semana la Fiscalía desarticuló una sala de interceptaciones ilegales que supuestamente tenía como objetivo sabotear el proceso de paz y que dirigía Andrés Felipe Sepúlveda, quien ha trabajado en la campaña de Óscar Iván Zuluaga, el candidato del Centro Democrático y contrincante más duro del presidente.
Pero además, se ha conocido que Sepúlveda está casado con la actriz Lina Luna, quien trabajó para Chica en la Presidencia de Santos y que ahora asesora a Zuluaga, el pupilo del expresidente Álvaro Uribe, lo que enreda aún más la trama de guerra sucia electoral.
Santos afirmó no conocer a Luna y calificó el caso de este espía y pirata informático como “escabroso y muy preocupante”.
“Eso ya no es guerra sucia, esto es un crimen porque es tratar de matar la esperanza de los colombianos. Es un delito y no sé por qué quieren matar la esperanza de los colombianos con la paz”, dijo el presidente, al exigir una investigación rápida de la Justicia sobre este episodio.
El presidente negó rotundamente que el caso de espionaje se trate de una “cortina de humo” para tapar el de J.J. Rendón, como dijo ayer Zuluaga, y acusó a los autores de esta teoría de ser “cínicos”: “eso me parece hilar demasiado fino, no tiene pies ni cabeza”, dijo.
Santos instó a continuar con la campaña centrada sólo en las propuestas de cada candidato y a dejar a un lado “esta guerra sucia que tiene hastiado al pueblo colombiano”.