El bisnes de la gendarmería

Por Francisco Rodriguez

 

Cuando todo mundo le había perdido la pista a la tan llevada y traída Gendarmería Nacional… cuando se habían cruzado apuestas para conseguir la primicia de alguna entrevista con los capacitadores franceses que venían a darle forma, después de los acuerdos binacionales firmados para el efecto con François Hollande… cuando fueron inútiles los esfuerzos por localizar los discretísimos campos de entrenamiento y experimentación de tan estratégico programa policial «de cercanía» ciudadana… se descubrió el hilo conductor de este invento piloto de la administración.
Sucede que, hace por lo menos nueve meses, el fantasmagórico «doctor» Mondragón y Kalb firmó un extraño contrato con la cadena de hoteles Holliday Inn para que, en el renovado hotel Lark, antes de apacibles gallegos, hoy propiedad de la cadena norteamericana, ubicado en la esquina de Amado Nervo y Mariano Azuela, en la colonia Santa María la Ribera, se alojaran los seleccionados de batallones de gendarmes que resguardaran de hoy y para siempre la tranquilidad y el sueño propio y el de millones de nuestros compatriotas.
El alquiler de cada recámara cuesta alrededor de tres mil pesos por noche. Agréguele usted el costo de tres alimentos y lavandería, ¿barra libre y alguno que otro servicio «extra»? para cerca de 500 muchachos pelones y muchachas de extraño aspecto que, por lo visto, están «recluidos» en ese centro de adiestramiento con un objetivo patriótico superior, me imagino que sometidos a la fajina diaria y a ejercicios marciales que practican en cada una de las férreas disciplinas en habitaciones, pasillos, rellanos, elevadores, hall y comedores de lujo de ese «campamento».
A pregunta expresa, los meseros del lugar respondieron que los pelones «siempre están allí» y las únicas practicas que realizan, se reducen a «bajar a desayunar, comer y cenar», eso sí, con rigor y disciplinas castrenses. Los pagos de la carísima estancia los realiza puntualmente la Secretaria del ramo ….y ¡todos contentos!
Un cálculo aproximado es de dos millones de pesos diarios –de la bolsa de nosotros, los contribuyentes, más las «comisiones» o «moches» que haya generado este negocito– que está erogando el gobierno federal para la manutención de esta farsa de policía que no tiene para cuando acabar. Si usted saca la cuenta, arroja un total de cerca de 500 millones de pesos tirados a la basura.
Hasta ahora no tengo las ubicaciones de otros «campos estratégicos» donde reciban su capacitación –como prometieron– los otros cinco mil elementos destacamentados.
Pero bien podrían ser, para oficiales o rangos superiores, las hosterías del Paseo de la Reforma Four Seasons, St. Regis, o acaso las del pasillo de los Campos Elíseos, cual el Grand Hyatt, Intercontinental, Marriott o W.
¿No hay alguien en todo el gobierno federal, o en las decenas de oficinas fiscalizadoras del gasto y la dichosa transparencia, que llame a cuentas al mamarracho «doctor» Mondragón y Kalb?
Y los sucesores de este «masajista deportivo», ¿qué opinan?
Índice Flamígero: «De aquí a que el zacate crezca, el caballo ya se murió». Nunca mejor aplicado el refrán anterior que para el caso de las justificaciones que otrora puntillosos analistas políticos, hoy comentaristas a modo, están haciéndole al manejo económico desastroso de los tecnócratas hacendarios, que juran, por esta, estar manejando la «deshidratación económica» del país, de modo tal que, cuando se acerquen las elecciones del 2015, soltarán los dineros para que todos nademos en abundancia, y ya en Jauja, nos olvidemos de las penurias y estrecheces del pasado reciente, y por supuesto, agradecidos, votemos por el PRI a manos llenas. Dicen que como así les funciono en Toluca, así les funcionara aquí, en para todo el país. Los que mandan a publicar el gazapo anterior, no se quieren dar cuenta que México vive un fenómeno de estancamiento, más inflación, debido en gran parte a los errores del gobierno de –así como suena– no saber gastar a tiempo, ni seleccionar aquellos rubros industriales que detonen el crecimiento económico y el consumo de los mexicanos. Es decir, secaron la economía y destrozaron las bases del exiguo mercado interno. Ni empresarios nacionales –aterrados por un terrorismo fiscal que los ha empujado a la economía clandestina–, menos los empresarios extranjeros –por los niveles de desacuerdo que no saben manejar ni en los cenáculos de la política interior, ni en los medios, ni en el Congreso– quieren arriesgar su dinero en promesas legislativas de un gobierno que si no sabe gastar, menos sabe negociar y menos sabe aterrizar. Ningún gobierno que no sepa cómo funciona el mercado interno, puede jugar en grandes ligas, por más portadas de medios internacionales que compren. ¿Ya párenle, no