Las chicas en el dormitorio de la escuela escucharon los disparos que venían de un pueblo cercano. Por eso, cuando irrumpieron varios hombres armados y uniformados, prometiéndoles rescatarlas, se sintieron aliviadas en un primer momento.
“No se preocupen, somos soldados” , dijo uno de ellos, relató una alumna de 16 años. “Nada les va a pasar ” , agregó.
Los hombres armados ordenaron a las cientos de estudiantes de la secundaria pública Chibok que se juntaran afuera, entraron en el almacén y se llevaron todos los alimentos. Luego prendieron fuego al lugar.
“Entonces comenzaron a gritar… ‘Alá Akbar’ (Dios es grande)” , dijo la joven estudiante. “Ahí nos dimos cuenta” .
Acababan de enterarse de algo escalofriante: los hombres no eran soldados, sino miembros de un grupo extremista islámico despiadado llamado Boko Haram. Secuestraron a todas las adolescentes y se las llevaron en camionetas a la espesura del bosque.
Tres semanas después, 276 chicas siguen desaparecidas. Al menos dos han muerto por mordeduras de serpiente y otras 20 están enfermas, según un intermediario que está en contacto con sus captores.
El martes hubo reportes de que otro grupo de 11 chicas fueron secuestradas en las villas de Warabe y Wala en el nororiental estado de Borno. Funcionarios de la policía estatal negaron inicialmente a The Associated Press que los secuestros ocurrieron. Pero el martes el comisario de la policía estatal, Tanko Lawal, confirmó los hechos. Un vecino dijo que las menores, de entre 12 y 15 años, fueron arrastradas a la fuerza el lunes por la noche por hombres armados con fusiles militares AK-47, según periodistas locales.
La situación de las secuestradas -y el hecho que los militares nigerianos no las han encontrado- ha llamado la atención internacional sobre una escalada de la insurrección islámica extremista en Nigeria, que ha matado a más de 1.500 personas en lo que va del año.
Boko Haram, cuyo nombre significa “la educación occidental es pecaminosa” , ha reivindicado la autoría del secuestro masivo y recientemente amenazó con “vender” a las chicas. La afirmación fue hecha en un video revisado por The Associated Press el lunes.
Los gobiernos británico y estadounidense han expresado su preocupación por la suerte de las estudiantes desaparecidas, y han estallado protestas en las principales ciudades de Nigeria y en Nueva York.
La menor de 16 años habló por primera vez del secuestro con la prensa en una entrevista telefónica con The Associated Press. Ella fue una de las cerca de 50 estudiantes que lograron escapar en ese día fatídico.
La AP también entrevistó a otras 30 personas, entre ellas funcionarios federales de Nigeria y del estado de Borno, directivos de la escuela, seis familiares de las desaparecidas, líderes de la sociedad, políticos en el noreste de Nigeria y soldados en la zona de guerra.
Muchos hablaron bajo condición de anonimato, por temor a que la revelación de sus nombres daría pistas de las identidades de las chicas retenidas y las sometería a una posible estigmatización en esta sociedad conservadora.
La escuela de niñas Chibok está en la remota y poco poblada región noreste de Nigeria, un país de 170 millones de habitantes con una brecha cada vez mayor entre el norte dominado por los musulmanes y el sur dominado por los cristianos. Como todas las escuelas en el estado de Borno, Chibok, una academia de élite para niñas tanto musulmanas como cristianas, había estado cerrada debido a los ataques cada vez más frecuentes de Boko Haram. Pero finalmente reabrió para permitir que las alumnas de último año tomaran sus exámenes.
El 14 de abril a eso de las 11 de la noche, el funcionario local Bana Lawal recibió una advertencia. En una llamada a su teléfono celular le dijeron que unos 200 insurgentes fuertemente armados en 20 camionetas y más de 30 motocicletas se dirigían a la localidad.
Lawal alertó a los 15 soldados que custodiaban Chibok, dijo, y entonces despertó a los vecinos para decirles que huyeran a la maleza y colinas cercanas. Los soldados pidieron refuerzos de emergencia al cuartel más cercano, a unos 40 kilómetros, aproximadamente una hora de camino por una vía de tierra.
Pero la ayuda no llegó.
Cuando los rebeldes llegaron unas dos horas después de la advertencia, los soldados combatieron valientemente, dijo Lawal. Aunque los insurgentes eran más y estaban mejor armados, lograron mantenerlos a raya una hora y media, esperando desesperadamente a los refuerzos. Un soldado pereció en el combate. Entonces, cuando se les acabó la munición, huyeron para salvar la vida.
Cuando estaba a punto de amanecer, los extremistas se dirigieron a la escuela.
Eran demasiados insurgentes para contarlos, dijo la niña que escapó. Así las cosas, incluso después que las alumnas se dieron cuenta que los hombres eran extremistas islámicos, se sentaron obedientemente en la tierra. Entonces los hombres incendiaron la escuela e hicieron que las niñas subieran a tres camionetas, que recorrieron tres villas, pero entonces el vehículo de los insurgentes que los seguía se descompuso. Ahí fue cuando la niña y una amiga escaparon.
Cuando saltaron de la camioneta, el vehículo que iba detrás volvió a arrancar y encendió las luces. Las niñas no sabían si los insurgentes podían verlas, así que corrieron a esconderse en la maleza.
“Corrimos muy fuerte” , dijo la niña, quien siempre se ha preciado de correr más rápido que sus seis hermanos. “Así fue como me salvé. No tuve tiempo de asustarme” .
Algunas otras niñas se aferraron a ramas de árboles y esperaron a que pasaran los vehículos. Entonces se reunieron en la espesura y lograron regresar a la carretera. Un hombre que pasaba en bicicleta las acompañó de regreso.
Allí se reencontraron con lágrimas de alegría.
“Lo que fue extraño es que ninguna de las personas con quienes hablamos dijo que había visto un soldado en la zona, pero los militares dicen que están persiguiendo a los extremistas” , dijo Buba, un hombre de 42 años que llegó a Chibok atraído por la tragedia desde Maiduguri, capital del estado de Borno, 130 kilómetros al noroeste.
Muchos soldados dijeron a la AP que están desmoralizados porque Boko Haram tiene más y mejores armas, mientras que ellos apenas comen una vez al día.
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