En el último año, una sola película mexicana consiguió la cuarta parte de los premios internacionales generados por el cine nacional, en el periodo 2011-2013.
La jaula de oro, ópera prima de Diego Quemada Diez, y que retrata la aventura de tres adolescentes cruzando el país para llegar a Estados Unidos, lleva contabilizados 45 de los 243 galardones registrados en tres años, según se extrae del Anuario Estadístico publicado por el Imcine.
Su elenco juvenil (dos guatemaltecos y un tzotzil) triunfó en Cannes y ha recolectado en sus vitrinas reconocimientos en certámenes como La Habana, Sao Paulo, Zurich y Tesalónica.
Ahora tiene el reto de consolidar ese éxito en festivales, que no necesariamente se reproducen en salas de cine.
En 2007, Luz silenciosa de Carlos Reygadas, también triunfador en Cannes, tuvo 29 premios, pero apenas unas cuantas miles de personas la vieron en su corrida comercial mexicana.
Una tendencia similar fue con El premio, de Paula Markovicth, ganadora en Berlín, que sólo consiguió 10 mil asistentes.
Cosa contraria ha sido con títulos como El laberinto del fauno, que obtuvo más de 70 premios;Amores perros, con 56 Y tu mamá también, con 39, que contabilizaron en conjunto cerca de 10 millones de boletos vendidos.
“Ganar siempre ayuda, para que se escuche de una película”, considera Amat Escalante, director de Heli, que contabilizó en 2013 nueve premios y cerca de 100 mil espectadores, haciendo excelente promedio de copia-boletos vendidos, donde se ve la rentabilidad de un filme.
Jorge Sánchez, director del Instituto Mexicano de Cinematografía, considera que hay cintas no comerciales, con nicho.
“Los números dicen que la gente quiere ver esas también”,apunta el funcionario.
Buen camino y corazón
La jaula de oro llegará este viernes con 100 copias apoyado por la cadena exhibidora Cinépolis, con el antecedente de haber sido ya vendida a casi una veintena de países. En Francia e Italia lleva más de 200 mil espectadores en conjunto y, en Cuba, registró 16 mil.
Su realizador Diego Quemada Diez considera que al menos estará en medio millón de asistentes en estos días.
“Ahora lo que da miedo es la próxima (película), porque siempre la van a comparar”, considera el realizador ibérico.
La cinta se filmó tras seis años de trabajo del director, recaudando unos 600 testimonios de migrantes en México.
Para el rodaje, junto a la productora Cazador Solitario Films, se dio a la tarea de encontrar un casting nuevo para el cine.
Y lo encontró en los guatemaltecos Karen Martínez y Brandon López, así como el connacional Rodolfo Domínguez, que entonces andaban en la adolescencia y jamás habían actuado.
“Brandon dijo que quería ser actor, ser famoso e irse a EU; la chica ya quería ser actriz y está estudiando y Rodolfo comentó que quería salir de su pueblo y ser protagonista de una película con tiros y bombas como las de Jean Claude Van Damme y Rambo”, recuerda el cineasta.
Y su aventura ya comenzó.
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