El pleno del Congreso del Estado aprobó exhortar al Secretario de Educación de Gobierno del Estado para llevar a cabo en el mes de noviembre la “Semana de la Tolerancia” en todos los centros educativos de nuestra entidad, con el fin de promover el valor de este principio.
La iniciativa fue presentada por los diputados Crisógono Sánchez Lara y Jaén Castilla Jonguitud, integrantes de la fracción parlamentaria del Partido Nueva Alianza.
Esta “Semana de la Tolerancia” podrá llevarse a cabo previo, durante o posterior a su celebración, de conformidad con su calendario oficial, en donde se siembre el valor de este principio mediante pláticas, foros, reuniones, dibujos, declamaciones y exposiciones, entre otras actividades.
Entre los considerando del dictamen aprobado por el pleno del Congreso del Estado se señala que en el año de 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 48/126, proclamó 1995 Año de la Tolerancia y designó a la UNESCO organismo coordinador encargado de la celebración del Año.
En el año 1994, el Director General de la UNESCO hizo un llamado al mundo entero en pro de la tolerancia en forma de Declaración en vísperas del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia, para que se acabara definitivamente con el arcaísmo que representa la cultura de guerra, que ha de ser al fin sustituida por una cultura de paz, y condenó “la purificación étnica, el terrorismo, los extremismos culturales y religiosos, el genocidio, la exclusión y la discriminación”, e hizo una apología del diálogo y la no violencia, presentados como los mejores métodos para resolver los conflictos que surgen naturalmente en las sociedades humanas.
El grupo parlamentario del Partido Nueva Alianza comparte el criterio de que la tolerancia ha de considerarse como un imperativo urgente en materia educativa en el Estado; fomentando métodos sistemáticos y racionales de enseñanza de la tolerancia que aborden los motivos culturales, sociales, económicos, políticos y religiosos de la intolerancia, es decir, las raíces principales de la violencia y la exclusión.
Así como que las políticas y los programas educativos deben contribuir al desarrollo del entendimiento, la solidaridad y la tolerancia entre los individuos, entre grupos étnicos, sociales, culturales, religiosos y lingüísticos, así como entre las naciones.
La educación para la tolerancia ha de tener como objetivo contrarrestar las influencias que conducen al temor y la exclusión de los demás, y ha de ayudar a los jóvenes a desarrollar sus capacidades de juicio independiente y de razonamiento ético pero, sobre todo, la capacidad de prevenir los conflictos o resolverlos por medios no violentos, entre otros considerandos.
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