Columna animal – Gatitos del Central

Como activista por los derechos de los animales desde hace más de una década, y en vista de la preocupación que ha generado en muchas personas que dedicamos tiempo, energía y recursos económicos a la causa de los seres más desprotegidos de la sociedad, los animales no humanos, quisiera que el público en general se diera cuenta de la situación que vive la colonia de gatos del Hospital Central, a la que quieren desalojar del lugar.
Tenemos que reconocer que las colonias felinas se nutren de la irresponsabilidad de las sociedades, de los abandonos de camadas indeseadas, y de la apatía y el no llevar a los animales domésticos a esterilizar (a veces por motivos totalmente machistas como en el caso de la negativa a llevar a esterilizar a los animales machos).
Estoy totalmente convencida de las bondades de la captura-esterilización y retorno al origen, como estrategia humanitaria para el control poblacional de perros y gatos, incluso uno de nuestros programas de esterilización se ha dirigido a perros que mantienen un lugar (muy concurrido los fines de semana), en buen estado de limpieza y libre de fauna que se considera como nociva (nada hay más nocivo que el ser humano, pero eso de fauna nociva es una forma de hablar que llegó para quedarse), incluso los animales acompañan a las personas que cuidan el lugar. Sobra declarar que la población ha comenzado a disminuir.
He podido visitar diferentes sitios donde he aprendido de los programas que se manejan para el cuidado y manejo de animales como perros y gatos, que viven en barrios e instituciones públicas. Como el manejo de colonias felinas en barrios de ciudades alemanas, donde los gatos son atendidos por voluntarios, que se encargan de alimentar a los animales (ya esterilizados con anterioridad) y darles los cuidados médicos, incluyendo su desparasitación y aplicación de vacunas. Igualmente he sido testigo de acciones humanitarias, en universidades europeas y sudamericanas, de esterilización y cuidado (complementadas con campañas de concientización y adopción), que han permitido en forma exitosa controlar las poblaciones de animales que fueron abandonados en todos estos lugares.
En ese sentido, no puedo más que pronunciarme a favor de la adopción de un programa de esterilizaciones y vacunación de los gatos que viven en el Hospital Central. Una institución que pretende ser humanista y de ayuda hacia los desprotegidos, no puede ignorar y despreciar a esos seres que no están ahí porque así lo han querido, sino porque son víctimas de algunos de los vicios que aquejan a este país, y que no nos permiten progresar, asumiendo una visión moderna de cuidado y convivencia armónica entre especies. GS