estufa interior de los bebés

Qué es y cómo funciona la «estufa interior» de los bebés

  • Es imprescindible que exista una fuente de calor interna; sin ella la regulación térmica no sería posible.

Muchos mamíferos tienen una pequeña estufa en su interior. No es una estufa muy potente pero, en su modestia, cumple una función muy importante, pues les proporciona calor cuando necesitan compensar el que pierden.

La estufita en cuestión es la llamada grasa parda. Es característica de los mamíferos que hibernan y también de los bebés humanos.

La razón por la que los animales homeotermos somos capaces de mantener constante nuestra temperatura corporal es que el metabolismo produce una gran cantidad de calor.

Haciendo variar esa producción de calor y, en la medida de lo posible, controlando y modulando la cantidad que disipamos, ajustamos las ganancias y las pérdidas de manera que la temperatura no experimente apenas variaciones.

Lo que es imprescindible es que exista una fuente de calor interna; sin ella la regulación térmica no sería posible.

Normalmente, es el conjunto de la actividad metabólica la responsable de esa producción de calor, pero algunos homeotermos disponen de grasa parda, un tejido cuyo cometido específico consiste, precisamente, en producir calor.
Grasa parda y grasa blanca

La grasa parda y la grasa blanca son los dos tipos de tejido graso con que cuentan los mamíferos. Son muy diferentes.

La blanca puede desempeñar diferentes funciones, dependiendo de su composición y su localización, pero tratándose de un compuesto con un alto contenido energético, su cometido principal es el de actuar como reserva energética.

La parda, por el contrario, tiene una única función, la de producir calor.

En las células que la forman hay lípidos, por supuesto, pero junto a los lípidos hay mitocondrias, muchas mitocondrias, y hay además una alta densidad de capilares sanguíneos.

Que en los adipocitos (células llenas de lípidos) que conforman la grasa parda haya muchas mitocondrias y abundantes vasos sanguíneos quiere decir que se trata de un tejido metabólicamente muy activo.

Lo curioso es que esa alta actividad metabólica no se traduce en trabajo, ni biológico ni mecánico, ni de ningún otro tipo. Desde ese punto de vista, se trata de un tejido «inútil». Pero produce calor.

Como es bien sabido, el objeto y la consecuencia principal del catabolismo de sustratos energéticos es producir trifosfato de adenosina (ATP).

Como sus enlaces fosfato contienen mucha energía química, puede desempeñarse un buen número de actividades (absorción de nutrientes, transporte de iones, síntesis de proteínas, contracción del músculo, y otras) haciendo uso de dicha energía.

Calor neonato

En las células que contienen termogéninas, estas conducen a los protones a su través (también son canales de protones) para retornar a la matriz, pero su movimiento a favor de gradiente electroquímico no está acoplado a ningún otro proceso que utilice la energía que se libera, sino que se disipa en forma de calor.

Lo que en una mitocondria normal es una transformación de la energía inherente al gradiente electroquímico de protones se convierte en una transformación en la que el resultado es otra forma de energía: calor.

La grasa parda cumple una función esencial en los mamíferos que hibernan, puesto que es la fuente de calor que permite reiniciar la actividad en los fugaces despertares que experimentan durante la hibernación.

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