Carlos Villasana, un coleccionista

Carlos Villasana, un coleccionista de tesoros fotográficos de la CdMx

  • El investigador iconográfico habló sobre su archivo de postales y fotografías del Centro Histórico.

Otro de los lugares en donde Carlos ha encontrado muchas imágenes es en el Jardín Ignacio Chávez.

Carlos Villasana, investigador iconográfico y escritor, compartió en una charla virtual parte de su colección de postales y fotografías del Centro Histórico de la Ciudad de México. Durante la plática, que se llevó a cabo como parte de las actividades de Noche de Museos del Museo Objeto del Objeto (MODO), el cronista recordó que el coleccionismo es una pasión que se le dio desde niño.

Villasana dijo que el inicio del vínculo que desarrolló con el Centro de la Ciudad de México está relacionado con una fotografía de Guillermo Kahlo, en donde se puede ver el edificio de Casa Boker, lugar en el que se conocieron sus abuelos.

“Para mí, empezar a coleccionar sobre Casa Boker, tener facturas y fotos fue como recobrar el pasado. De ahí parte mi interés, de esos lugares que se nos hacen tan emblemáticos, tan comunes, pero tan distintos”, comentó.

Para el coleccionista, postales y fotografías son una forma de ver cómo eran las personas que caminaban por las calles, cómo era el transporte y muchos otros aspectos de las escenas cotidianas que fueron capturadas en esos documentos gráficos.

La colección de Carlos Villasana, que ha formado parte de varias exposiciones del MODO, inició desde que era niño, cuando su papá, que era maestro de telesecundaria, le mandaba postales de distintas partes del país. Además, dijo, la inquietud por recopilar este tipo de imágenes y de hacer crónica, también la desarrolló por los libros que su madre tenía, quien era maestra de historia.

Durante la plática, Villasana también compartió una fotografía de La Lagunilla en los años 70, que, dijo, es una escena que podría representarlo cuando era niño y asistía a este tianguis los fines de semana “a ver chácharas, a comprar cositas y a ver objetos. Ir a La Lagunilla a ver antigüedades, libros y fotos viejas y siempre adquirir una chacharita de ahí era como traerte algo del pasado”.