Young women dance flamenco on Plaza de Espana in Seville, Spain

Con poca rentabilidad, intentan en España poner a flote el flamenco

  • Por el Cardamomo han pasado figuras como Diego El Cigala, Antonio Carmona, Raimundo Amador, Joaquín Cortés y Estrella Morente.

Algunos espacios comienzan a abrir sus puertas después de meses. En artistas y empresarios se mezcla ilusión con poca rentabilidad, pero los impulsa la idea de poner de nuevo a flote este tesoro cultural e identitario de España.

María Carrasco canta eso de “sueño que sueño que el mundo es flamenco; como el Sol, la sal, el son; como tú: sin saber, lo llevas dentro”. Quizás, en medio de una pandemia que ha aniquilado ciertas manifestaciones artísticas, responde esa letra a un anhelo inalcanzable.

El flamenco, patrimonio y símbolo de la identidad española por antonomasia, ha atravesado un purgatorio que lo puso en aprietos.

El cierre de tablaos, unido a la cancelación de festivales o representaciones teatrales, tenía al sector en ascuas.

Pero los sueños a veces se cumplen. No de un día para otro, sino con la constancia de un gremio acostumbrado a alumbrar el duende hasta en las peores circunstancias.

Ese concepto inmaterial se ha guarecido a la sombra, esperando el momento oportuno, y comienza a salir poco a poco. Por lo pronto, algunos tablaos míticos de Madrid ya han desempolvado el almanaque y ofrecen a cuentagotas sus espectáculos. El aforo es aún más reducido. Las ganas, inmensas.

“Ha sido muy emocionante. Creo que hemos valorado más lo que teníamos”, consideró Laura Abadía, cantaora y directora artística de Cardamomo. Este tablao, situado en el centro de Madrid, es el único que ofrece pases a diario desde finales de 2020. “Para la sala ha sido una hecatombe.

Llevábamos un 2019 con un programa muy estresante. Tuvimos unos 90 mil espectadores y a los artistas les sirvió, al principio, para parar. Pero luego entró el temor de no volver, porque aquí es donde nos expresamos, improvisamos. Ha sido un luto”, señaló antes de subir al escenario.

En él, Diana Jaramillo, responsable de sala, introdujo a la agrupación y agradeció la asistencia del público. “Es lo más bonito –expresó– y aunque hayan sido tiempos duros, que a todos nos han tocado, estamos con más ganas, con más ingenio, para seguir entregando alegría. Les voy a pedir que valoren lo que van a ver porque es una joya”.

En las mesas, extranjeros y españoles aplaudieron los primeros acordes. El baile y el cante posterior, arropado por la penumbra de las gradas, hizo fluir una catarsis colectiva de olés y demás jaleo.