Valladolid el Pueblo Mágico con cenotes

  • Si quieres continuar explorando la península de Yucatán, Valladolid es casi vecino del Pueblo Mágico de Izamal.

Un ancestral y colonial paraíso

El Pueblo Mágico de Valladolid en Yucatán, es uno de esos destinos donde el tiempo pasa serenamente, respirando los aires de un antiguo pueblo maya rico en tradiciones.

Donde las tardes son para perderse por sus barrios llenos de color, con casonas que nos hablan de momentos importantes en la historia de nuestro país, como la Guerra de Castas, la Colonia y la primera chispa de la Revolución Mexicana. Y, por si fuera poco, donde la naturaleza se revela a manera de cenotes abiertos para una zambullida.

A Valladolid le llaman “la perla del oriente maya”, por ubicarse en medio de las dos ciudades turísticas más importantes de la península de Yucatán: Mérida y Cancún, separadas por 160 kilómetros de distancia. Por eso, el Pueblo Mágico puede ser una visita indispensable en tu trayecto hacia las Zonas Arqueológicas de Chichén Itzá, Ek Balam o Cobá.

Descubrimientos históricos a cada paso que das

Hay mucho por hacer en Valladolid, comenzando por recorrer los barrios de La Candelaria, San Juan, Santa Ana y Sisal. Con calma, vas descubriendo calles que desembocan en templos y exconventos, como el de Santa Lucía y San Bernardino, testigos arquitectónicos de la orden franciscana, que se aprecian mejor de noche con el espectáculo de luz y sonido proyectado en sus fachadas.

Detente en alguna casona como Casa de los Venados, tienen una colección de casi tres mil piezas de arte folclórico y sus dueños hacen visitas guiadas. Continúa hasta el centro artesanal Zací para comprar sombreros de jipijapa, huipiles y guayaberas. Si lo prefieres, está el mercado Donato Bates para souvenirs de talabartería.

En tu andar, encuentras restaurantes de cocina maya, no dejes de probar la sopa de lima y la longaniza de Valladolid preparada de manera artesanal. Por las tardes, las plazas se llenan con puestos ambulantes de marquesitas, un postre largo y enrollado relleno con queso de bola.

La Calzada de los Frailes es un paseo obligado en bicicleta, además de ser la antigua calle que unía la ciudad de Valladolid con el pueblo indígena de Sisal, está lleno de color, pues sus casonas fueron rescatadas y pintadas de diversos colores.

Desde aquí se llega al Museo de San Roque. Tiene una pequeña colección de piezas arqueológicas halladas en Ek Balam y restos humanos de los primeros entierros mayas.