Lemus

Rafael Lemus, el neoliberalismo desde la cultura

Una historia cultural del neoliberalismo en México. Esta ideología, que ha transformado desde hace cuatro décadas la fisionomía del país, al Estado y el pensamiento de los ciudadanos, fue arropada e impulsada por diversos intelectuales y creadores, quienes reinventaron “un relato cultural que normalizó los principios de la empresa y la competencia, la razón de ser de esta teoría”.

El ensayista, narrador y crítico literario Rafael Lemus (1977) detalla esta relación entre cultura y poder en su libro Breve historia de nuestro neoliberalismo (Debate), en el que analiza las nuevas narrativas y los contenidos motivados por este fenómeno que llegó a México en 1982 y continúa vigente, a pesar de que el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador decretó su muerte en 2018.

En esta trama aparecen el poeta y Nobel de Literatura Octavio Paz y su revista Vuelta, la exposición México: esplendores de 30 siglos, los diálogos y las danzas con el poder, las revistas Nexos y Letras Libres, las batallas a cielo abierto y los rounds en la sombra; así como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el escritor Carlos Monsiváis, como dos de los alfiles antineoliberales.

El neoliberalismo es más que una teoría económica. Quiere transformar los cuerpos y los espíritus de las personas, cambiar la manera como los individuos se ven a sí mismos, crear un sujeto que se vea como un empresario, como capital humano”, explica Lemus en entrevista con Excélsior.

Esta ideología alteró profundamente el campo y las prácticas culturales del país: se crean nuevas industrias, se internacionalizan ciertos artistas, se concentra el mercado editorial en pocos grupos y se apuesta por libros de superación personal”, comenta.

El egresado de Ciencias Políticas de la UNAM y doctor en Literatura Hispanoamericana por The Graduate Center, City University of New York, destaca que, en este contexto, se creó en 1988 el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y, posteriormente, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), que otorgaba becas a los artistas.

El Conaculta (actual Secretaría de Cultura) y el Fonca fueron fundados para generar un relato nacional y modificar el viejo relato histórico que había justificado los gobiernos anteriores. Era importante crear una imagen de país deseable para el consumo y la inversión extranjera. Muchos escritores, artistas y curadores colaborarán con esta tarea.

Esto quedó claro en la exposición México, esplendores de 30 siglos, que en 1990 mostró 400 magnas piezas de la cultura mexicana en Nueva York y viajó por distintas ciudades. Se intentó mostrar un país distinto, híbrido, de fronteras abiertas y feliz en el colonialismo”, dice.

El autor del volumen de cuentos Informe y del ensayo Contra la vida activa señala que si se quiere estudiar la cultura mexicana o el debate público de finales del siglo XX, la figura de Octavio Paz estará presente de manera protagónica.

En el momento que lo estudio, los años 80 y 90, no sólo es un poeta, sino también el jefe de un grupo intelectual, el editor de la revista más importante (Vuelta), amigo de presidentes y empresarios y la voz pública a la que se le reconoce más autoridad moral.

Me interesa analizar no su figura o su obra, sino sus intervenciones políticas y los momentos decisivos del país. Se ve a un Paz que está participando constantemente en la vida política y que en todo momento coincide con la clase gobernante y la empresarial”, agrega.

El profesor de la California State University, en Fresno, observa dos parteaguas en la evolución del neoliberalismo en México: en 1994, con la irrupción del EZLN en Chiapas, y en 2018, con el arribo a la presidencia de López Obrador.

El zapatismo supone una apertura cultural fundamental. Su mera irrupción ya perfora el discurso neoliberal. Éste quería que viéramos hacia el norte, pero la nación volteó a ver al sur, lo rural, los indígenas; se abolla el discurso triunfalista.

Se evidencia el fracaso de esta ideología. Nunca nos llevó al primer mundo ni generó el crecimiento económico que prometía. Hubo más precarización, mayor desigualdad, menor poder adquisitivo y surgieron las distintas violencias que aún azotan al país”, concluye.

HOY FALTA IMAGINACIÓN

Rafael Lemus añade que el actual gobierno mexicano no ha podido salirse de la lógica del neoliberalismo y no ha podido construir un nuevo discurso, por la falta de imaginación.

López Obrador quiere crear un relato histórico para su gobierno, lo intentan sus intelectuales. Pero una de las cosas más decepcionantes de ese relato histórico es que es el mismo del nacionalismo posrevolucionario, quizá teñido con algunos elementos cristianos, redentores.

Pero las figuras son las mismas, Juárez, Madero, Zapata, Cárdenas. No ha logrado echar luz sobre otros personajes y episodios, no ha reivindicado movimientos feministas, indígenas o medioambientalistas. No ha habido imaginación”, apunta.

El crítico cultural aclara que “los gobiernos neoliberales no tuvieron un control de los aparatos culturales ni de los artistas. No hay manera de regular la vida intelectual de un país completamente. Por eso, hoy la devastación neoliberal es uno de los grandes temas de la literatura contemporánea”.