Exposición describe la reconciliación entre Alighieri y Florencia

  • ‘Honorable y antiguo ciudadano de Florencia: el Bargello por Dante’ abrió el 11 de este mes al público en el Museo Nacional del Bargello.

Dante murió en Ravena en septiembre de 1321. Su exilio forzado generó dos paradojas inverosímiles: la primera, una obra maestra de la literatura universal: la Commedia, escrita en los casi 20 años de vida errabunda. La segunda, el rescate de su memoria de la misma ciudad que lo expulsó.

La exposición Honorable y antiguo ciudadano de Florencia: el Bargello por Dante, que abre hoy al público y permanecerá hasta el 8 de agosto en el Museo Nacional del Bargello, es el homenaje que rinde Florencia a su ciudadano más ilustre, en la conmemoración del 700 aniversario de su muerte.

La muestra, curada por Luca Azzetta, Sonia Chiodo y Teresa de Robertis –profesores los tres de la Università degli Studi di Firenze– cuenta a través de 40 manuscritos tópicos el modo en que Florencia se reapropió de Dante Alighieri en tan sólo 25 años posteriores a su muerte.
La difícil relación entre ambos se limó con la elaboración de manuscritos, en particular de la Commedia, que en Florencia –señaló Azzetta, en conferencia de prensa– fue un libro “perfectamente comprendido. La gente se reconoció no sólo en la lengua, sino en los personajes que citaba, porque los conocía”.

Dante, profundamente herido por la expulsión de su ciudad, renegó de ella al morir. Sin embargo, sus dos hijos, Pietro y Iacopo, regresaron a Florencia, llevando consigo el manuscrito original, el cual, si bien se perdió, se transmitió gracias a las copias. No se sabe cómo se inició este proceso, pero los volúmenes existentes del poema, a finales del mismo decenio de su muerte, eran cuantiosos.

Los curadores han querido mostrar de qué manera la enorme demanda por la Commedia detonó un fenómeno único en la historia de la literatura italiana, pues en un cuarto de siglo –según De Robertis– “Florencia se volvió la capital mundial del libro”.

Se generó una actividad frenética empezando por los copistas (que eran los notarios), así como los artistas que los ilustraban. Si bien sobreviven en una mínima parte, hoy se tienen identificados unos 70 ejemplares y unos 30 copistas.

Boccaccio, el gran divulgador de Alighieri

El título de la muestra alude a una cita de la Nueva crónica (años 40 del siglo XIV), de Giovanni Villani, primer trazo biográfico del poeta donde el historiador reconoce no sólo su grandeza artística –lo llama “Sumo poeta”, alias con el que se le sigue conociendo hasta hoy–, sino que subraya la injusticia de su condena, “cuando Carlos de Valois de Francia vino a Florencia en 1301 y echó a los guelfos blancos. Dante no tuvo otra culpa que la de haber pertenececido a dicha facción y por ello ser expulsado”.

La cita evidencia cómo para entonces, Florencia no sólo se había reconciliado con Dante, sino que ya lo consideraba su ilustre ciudadano. Sin embargo, fue Giovanni Boccaccio a su vez célebre escritor del Decamerón (1349) a quien se debió la fundamental labor de divulgación.
Dantista empedernido, Boccaccio fue figura determinante para apuntalar el éxito de Dante hasta hoy.

Lo hizo de muchas maneras: como editor publicó las obras completas de Dante, además de recitar la Commedia haciéndola accesible al público, práctica que sigue haciéndose actualmente (Roberto Benigni).

Como copista, transcribió tres veces la Commedia y otros textos de su puño y letra, e incluyó en uno de ellos el Trattatello in laude di Dante, aquí presente, conservado en Toledo, España. Fue la primera verdadera biografía dedicada a Dante (ca. 1350–1355), donde el Toscano le agrega al título original de Commedia el adjetivo “divina”, aunque no se usó hasta la edición de Giolito (1555) publicada en Venecia.
Boccaccio además promovió a Dante entre los literatos, incluyendo a Petrarca, quien no obstante no apreció la elección de Dante del uso de la lengua vernácula en lugar del latín, como tampoco su divulgación entre el pueblo.