- Una dieta cetogénica o keto alta en grasas y baja en carbohidratos puede ayudar a los alcohólicos en recuperación a aliviar los efectos secundarios de reducir el consumo de alcohol, según un pequeño estudio publicado el 9 de abril en Science Advances.
Los investigadores del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo contaron con la participación de 33 hombres y mujeres con trastorno por consumo de alcohol, quienes se abstuvieron de beber durante tres semanas.
A poco más de la mitad del grupo se le asignó seguir una dieta keto, con el 80% de sus calorías diarias de grasas y el 5% de carbohidratos. El resto de los participantes siguió una dieta estadounidense estándar.
Ambos grupos recibieron medicamentos para ayudar con los síntomas de abstinencia de alcohol, (ansiedad, temblores, náuseas, sudoración, fiebre e insomnio). A los dos días de comenzar el estudio, los participantes de la dieta cetogénica necesitaron menos medicinas para controlar sus síntomas además, tenían menor deseo por alcohol.
¿Cómo ayuda la dieta keto a dejar el alcohol?
La dieta keto podría reducir la inflamación y ayudar a reestabilizar la química cerebral de un alcohólico. Los investigadores teorizaron que la dieta cetogénica funcionaba para reducir los síntomas al ayudar al cerebro a pasar más fácilmente a un estado libre de alcohol.
Investigaciones anteriores han demostrado que cuando las personas beben mucho, sus cerebros dependen menos de la glucosa o el azúcar para obtener energía. Cuando dejan de beber, el cerebro tiene que reajustarse a la glucosa como fuente de energía, lo que puede provocar síntomas graves.
En una dieta cetogénica, reducir los carbohidratos induce un estado de cetosis, en el que el cuerpo quema grasa como combustible en lugar de la glucosa de los carbohidratos. Esto hace que el hígado produzca cuerpos cetónicos, una fuente de combustible creada a partir de ácidos grasos.
Esos cuerpos cetónicos son similares a los que usa el cerebro como combustible durante la dependencia del alcohol. Las cetonas presentes en el cerebro durante la sobriedad pueden explicar por qué los alcohólicos experimentan síntomas de abstinencia menos graves.