Cuántas veces deberían tener sexo

¿Cuántas veces deberían tener sexo las parejas?

La cantidad de encuentros sexuales dentro de una pareja estable es uno de los temas de mayor preocupación y malestar que giran alrededor de la vida sexual. Está muy instalada entre nosotros la idea de que existe un número mágico que tiene la clave de la felicidad y nos posiciona en los parámetros de lo que sería una relación de pareja saludable.
Pensar en relación a otros y hacer comparaciones para descubrir si se está dentro de una “normalidad” suele ser la mayor motivación de esta búsqueda. Antes de preguntarse si están satisfechas, lo que las parejas quieren saber es si al resto de las parejas les sucede lo mismo, o si deberían tener otro tipo de frecuencia, en palabras textuales “porque leo y escucho que deberíamos tener sexo tres veces por semana”.
Con tanta bajada de línea externa, muchas veces es difícil escuchar el propio deseo y comprender cuál es la frecuencia posible y satisfactoria para la propia pareja. Donde, además, existe la complejidad de hacer coincidir dos deseos distintos y variables en un punto de encuentro espacio-temporal. Gastamos muchísima energía en llevar la contabilidad y nos sentimos frustrados cuando pensamos cuándo fue la última vez que nos encontramos, esto corre el foco de lo importante y de poder estar atentos al contexto y a las condiciones necesarias que hacen que aparezca el deseo y se faciliten las relaciones. Algunas estrategias para evitar que la pareja se desgaste o se rompa cuando uno tiene mucho más deseo que el otro, se basan en encontrar espacios para canalizar ese deseo, aunque sea por fuera de la pareja. Puede ser con ejercicio físico, masturbación o con un acuerdo de relación abierta. También existe la posibilidad de acompañarse, acariciando al otro mientras se masturba, aunque uno no quiera mantener una relación sexual. Y si uno de los dos siente que se ha desconectado de su propio deseo sexual, podrá indagar y decidir trabajarlo. No hay una receta mágica. Cada pareja debe encontrar la manera de afrontar y negociar estas cuestiones, así como lo hacen con el resto de las actividades que comparten.
Cuando hablamos de dialogar, no se trata de ver quién de los dos tiene la “verdad”, porque no hay un parámetro de lo que debería ser la frecuencia sexual. No hay uno más “normal” que el otro.
Lo saludable es no dañarse y encontrar un punto medio. Pero sin dudas, poner el tema sobre la mesa y tenerlo en la agenda de nuestras conversaciones, impactará de manera positiva en el vínculo de la pareja.