pintoras famosas

Pintoras famosas que todo amante del arte debe conocer

Seguramente puedes nombrar a diez hombres que marcaron la historia de las artes visuales—como Leonardo da Vinci, Vincent Van Gogh, Pablo Picasso, etc.—pero ¿qué hay de las mujeres? Al igual que en muchos otros campos, las mujeres históricamente fueron disuadidas de desarrollar una carrera en las artes; aún así, varias mujeres increíbles perseveraron. Estas pintoras famosas tienen muchas cosas en común además de su profesión y género: todas fueron pioneras a su manera, rompiendo barreras tanto en su vida personal como pública.
Imaginamos que a estas mujeres no les hubiera agradado formar parte de una lista de pintoras y “artistas mujeres”, ya que hubiesen preferido que su obra fuera valorada independientemente de su género. Desafortunadamente, la lucha por la igualdad en todos los campos continúa, por lo que es muy importante tener presentes sus historias. Hoy más que nunca, estas mujeres extraordinarias están ganando la distinción que merecen, y sus contribuciones a la historia del arte por fin empiezan a ser reconocidas. Varias organizaciones como Advancing Women Artists trabajan para asegurarse de que el talento femenino no se quede fuera de los libros de historia.
Explorar las vidas de las grandes pintoras del pasado nos ofrece una cronología de la historia del arte, ya que las mujeres han sido protagonistas en todos los movimientos artísticos, desde el Renacimiento italiano hasta el modernismo estadounidense.
SOFONISBA ANGUISSOLA (1532 – 1625)
La pintora Sofonisba Anguissola fue una figura clave del Renacimiento italiano. Nacida en una familia noble relativamente pobre, su padre se aseguró de que ella y sus hermanas tuvieran una educación integral que incorporara las bellas artes. Esto incluyó ser aprendiz de varios pintores locales, lo que sentó un precedente para las futuras artistas, que hasta ese momento solo podían ser aprendices si un miembro de la familia tenía un taller. El talento de Anguissola llamó la atención de Miguel Ángel, quien fue una especie de tutor informal a través del intercambio de dibujos.
Anguissola nunca pudo estudiar anatomía o dibujar modelos porque era considerado vulgar para una mujer, pero aún así logró tener una carrera exitosa.
ARTEMISIA GENTILESCHI (1593 – 1653)
Hija de un pintor exitoso, Artemisia Gentileschi tuvo acceso al mundo del arte desde muy joven. En un principio se dedicó a mezclar pinturas en el taller de su padre, quien apoyó su carrera al darse cuenta de que poseía un talento excepcional. Como una pintora destacada del Barroco italiano, Artemisia Gentileschi no dejó que su género fuera un obstáculo. Pintó cuadros bíblicos y mitológicos a gran escala, igual que sus homólogos masculinos, y fue la primera mujer aceptada en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Florencia.
Su legado a veces queda obscurecido por su historia personal, ya que sus sangrientas representaciones de Judith y Holofernes suelen ser interpretadas como una respuesta a su violación a manos de otro artista.
JUDITH LEYSTER (1609 – 1660)
Nacida en Haarlem, Judith Leyster fue una figura clave del Siglo de Oro neerlandés. Al igual que otros pintores de su época, Leyster se especializó en pinturas de género, naturaleza muerta y retratos. Se sabe poco acerca de su formación artística, pero fue una de las primeras mujeres en ser admitida en el gremio de pintores de Haarlem. Más tarde dirigió un exitoso taller con varios aprendices varones y fue conocida por la naturaleza relajada e informal de sus retratos.
Aunque tuvo mucho éxito durante su vida, su reputación se vio afectada debido a circunstancias desafortunadas. Tras su muerte, toda su obra fue adjudicada al pintor Frans Hals o a su marido.
ÉLISABETH VIGÉE LE BRUN (1755 – 1842)
La retratista francesa Élisabeth Vigée Le Brun produjo casi 1,000 retratos y pinturas de paisajes a lo largo de su carrera. Hija de un pintor, fue entrenada por su padre desde temprana edad, y pintaba retratos profesionalmente desde que era adolescente. El gran salto de su carrera ocurrió cuando fue nombrada retratista de María Antonieta, y más tarde se le concedió el ingreso a numerosas academias de arte.
Sus pinturas contienen elementos tanto del teatral estilo rococó como del más medido periodo neoclásico. Gozó de éxito continuo durante su carrera, aún en su exilio después de la Revolución francesa
ROSA BONHEUR (1822 – 1899)
Al igual que otras mujeres de esta lista, el padre de Rosa Bonheur era artista. Esta pintora realista francesa es considerada una de las artistas más famosas del siglo XIX, y es conocida por sus pinturas de gran formato de animales. Expuso su obra regularmente en el aclamado Salón de París y tuvo éxito en el extranjero, tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña. Bonheur dedicó mucho tiempo a bosquejar animales vivos en movimiento, lo que explica su notable habilidad para retratarlos sobre el lienzo.
Bonheur también es celebrada por romper con los estereotipos de género. A mediados de la década de 1850 comenzó a vestirse con ropa de hombre, e incluso recibió autorización de la policía para hacerlo.
BERTHE MORISOT (1841 – 1895)
Considerada una de las grandes mujeres impresionistas, Berthe Morisot tenía el arte en las venas. Nacida en una familia aristocrática francesa, Morisot era sobrina nieta del célebre pintor rococó Jean-Honoré Fragonard. Inicialmente, expuso su trabajo en el respetado Salón de París antes de unirse a la primera exposición impresionista con Monet, Cézanne, Renoir y Degas. Morisot tuvo una relación particularmente cercana con Édouard Manet, quien pintó varios retratos de ella, y finalmente se casó con su hermano, Eugène Manet.
La mayor parte de su obra consiste en escenas domésticas a pequeña escala creadas con pasteles, acuarelas y carboncillo.
MARY CASSATT (1844 – 1926)
La pintora estadounidense Mary Cassatt pasó toda su vida adulta en Francia, donde se convirtió en un miembro integral del grupo de los impresionistas. Cassatt nació en una familia acomodada que en un principio no estuvo de acuerdo con su deseo de convertirse en artista. Eventualmente dejó la escuela de arte al frustrarse con el trato distinto que recibían las estudiantes—no podían practicar con modelos vivos y tenían que dibujar basándose en figuras de yeso.