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Más mujeres en cargos públicos, no significa más mujeres con poder

Hay que pasar de la presencia, a la agenda; no es solo más funcionarias y representantes populares, sino qué hacen cuando están en esas posiciones, expone Flavia Freidenberg coordinadora de la Red de Politólogas #NoSinMujeres. Más allá de que unas pocas estén ejerciendo el poder, lo que se debe buscar es que esa representación esté defendiendo el avance de quienes vienen detrás, plantea Flavia Tello, investigadora de la UNAM.
El acceso de más mujeres a los puestos de representación popular en México no se ha traducido en una mayor influencia en las decisiones públicas.
En 2018, por primera vez en la historia, la actual legislatura de la Cámara de Senadores, se conformó por 50% hombres y 50% mujeres, mientras que la de la Cámara de Diputados quedó integrada por 57% hombres y 43% mujeres.
Eso representó un cambio significativo, pues en las legislaturas del Senado integradas entre 1988 y 2006 las mujeres nunca superaron 17%, incluso en la anterior, la que inició en 2012 y concluyó en 2018, las senadoras constituían 33 por ciento.
En tanto, en la Cámara de Diputados, en las nueve legislaturas constituidas entre 1988 y 2012 las mujeres nunca superaron 37 por ciento. Para 2015, la participación creció a 42.6 por ciento.
Aparentemente la llegada de más mujeres al congreso se reflejó en el trabajo legislativo.
De acuerdo con un análisis realizado por Lorena Vázquez Correa, investigadora de la Dirección General de Análisis Legislativo del Senado, la actividad del Congreso en favor de los derechos progresivos de las mujeres ha tenido un gran impulso en los últimos años.
Los asuntos de la agenda feminista son el segundo asunto más legislado, junto con los temas de seguridad pública, sólo después de los asuntos económicos y fiscales.
A esa conclusión se llega si se consultan los 93 decretos aprobados por la legislatura en el periodo de septiembre de 2018 a julio de 2020, pues se puede constatar que, de ellos, 12 fueron en materia de igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.
Eso equivale a 12.9% de decretos aprobados.
Entre esas reformas destaca la de paridad de 2019, la tipificación de la violencia política contra las mujeres en razón de género, la ley de amnistía para personas sentenciadas por aborto, la prohibición del matrimonio infantil, las licencias laborales para trabajadores con hijos enfermos y la seguridad social para personas trabajadoras del hogar, señala el análisis.
Sin embargo, si se analizan las iniciativas relacionadas con esa agenda y se contrastan con las aprobadas, se observan otros matices.
Sólo 1.5% de las 387 iniciativas en materia de igualdad de género presentadas entre septiembre de 2018 y diciembre de 2019 se convirtieron en leyes.

Una cosa es paridad de genero y otra capacidad para impulsar su agenda, pues las mujeres, que ahora ocupan casi la mitad de los escaños, no hicieron lo suficiente para convencer a los legisladores hombres para construir acuerdos que les permitieran aprobar más que ese 1.5% de leyes que, en teoría están en su agenda, o bien, estamos ante la evidencia que la agenda legislativa feminista no solo la deben impulsar las mujeres.

Fuente: Tomado del libro “Violencia política contra las mujeres” editado por RED HILA.
Acceso no es influencia
Flavia Freidenberg, académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, expuso que acceso no es influencia. Más mujeres en cargos públicos, no suponen más mujeres con poder. Incluso, refirió, ocurre que las mujeres están empoderadas, pero no están representadas.

La también coordinadora de la Red de Politólogas #NoSinMujeres explicó que, durante los últimos años, los esfuerzos se han concentrado en la representación descriptiva, en términos de tener más mujeres en puestos públicos, pero lo que se tiene que hacer ahora es, pasar de la presencia, a la agenda.

La reconocida académica indicó que no es solo más mujeres en los cargos, que es algo en lo que se tiene que seguir insistiendo, sino qué hacen esas mujeres cuando están en los cargos.

Incluso, trajo a colación el caso de Morelos donde, 14 de las 20 diputaciones que integran la legislatura actual, están ocupadas por mujeres y, a pesar de ello, dentro de la legislatura ha ocurrido violencia política en razón de género, e invisibilización de las causas de las mujeres en el discurso público.

Es decir, predominó una agenda conservadora, lo cual, dijo, se debe a que hay una agenda conservadora de representación de intereses de las mujeres.

En ese sentido, Flavia Tello, coordinadora del TASK Force Interamericano sobre liderazgo de las mujeres, dijo que hay una paradoja entre la representación descriptiva y la necesidad que tienen las mujeres de tener una representación sustantiva.

La paradoja, explicó, consiste en que, en estos tiempos, donde las mujeres están alcanzando mayores espacios de poder, en lugar de abanderar la agenda de las mujeres, muchas de ellas se ponen en contra.