hilo filipino

El carrete filipino: una técnica sexual

Desde Occidente creemos que somos los que enseñamos todo a las otras sociedades y en cuestiones sexuales más todavía. Sin embargo, una de las culturas que más nos ha instruido sobre sexo y enseñado a disfrutar al máximo de este placer natural, ha sido la cultura oriental, ya que las técnicas que utilizan son distintas a las que tenemos en España, por ejemplo.
La práctica que os traemos hoy se llama el carrete filipino, técnica que se hizo famosa en los burdeles de Filipinas. En España supimos de ella gracias a la leyenda urbana que circula sobre lo buenos que son los filipinos en la cama. El carrete filipino, según cuenta la psicóloga especializada en sexualidad y fetichismo, Arola Poch, consiste en atar un cordel o hilo a la base del pene y «apretar con firmeza para constreñirlo, alargando así el tiempo de erección e intensificando la sensación de la eyaculación». Pero tranquilidad a las personas que tienen pene, ya que la idea no es que os quedéis sin miembro, sino disfrutar al máximo del coito. La experta asegura que el cordel o hilo ha de atarse de forma suave cuando el pene esté erecto para «jugar con la intensidad del nudo y como durante el coito se aprieta más, el nudo se desata y se libera la eyaculación».
Y claro, como no todo sale bien a la primera, se debe practicar mucho para conseguir habilidad y poder realizarlo sin riesgos, sobre todo para que resulte placentero. Así que el consejo principal para llegar a esto es que no utilicéis un hilo muy fino, no hay que ser un lumbreras para saber que cuanto más fino el hilo peor, ya que se rasgaría el pene.
Para el sexo oral o la masturbación
Aunque el carrete filipino se utiliza sobre todo en el coito, también se puede emplear para realizar sexo oral o para la masturbación. Además mientras practicamos la penetración puede resultar más complicado, ya que hay que estar pendiente de quitar el nudo. Poch apunta que el proceso sería idéntico al que haríamos si lo utilizásemos durante el coito: «atar la cinta cuando hemos conseguido una erección, seguir estimulando para mantener la excitación y desatar la cinta en el momento de la expulsión de semen». Pero si no tenéis un cordel o un hilo y queréis practicar el carrete filipino, también podéis echar mano, nunca mejor dicho, de un cinturón, de una corbata o de algo que simplemente tenga un lazo, además se debe «controlar el momento en que hay que apretar y liberar el nudo», cuenta la psicóloga. Sin embargo, lo más importante de todo es controlar los tiempos, ya que según Poch «al oprimir el pene en el momento adecuado podemos cortar la eyaculación». Así se podría conseguir mantener la excitación sin liberar el semen y alargar el tiempo de eyaculación: «cuando lo liberemos, la eyaculación puede sentirse más potente al haberla contenido». Vamos toda una incitación al placer.

La experta también recuerda que es una práctica que las personas con pene pueden realizar solas, pero si lo realizan en pareja siempre pueden orientar a la otra persona para que sepan cómo puede darles más satisfacción sexual.