enfermedades infecciosas

Identificar el origen de enfermedades infecciosas, una de las mayores revoluciones

  • Un hito determinante en el avance de la civilización humana ha sido reconocer que las enfermedades no responden a un origen sobrenatural o son el resultado de «malos aires», sino que tienen un origen tangible y real. Y que solo conociendo este origen podremos prevenirlas y curarlas.

Un paradigma de este hito han sido las enfermedades infecciosas, pues en este caso el primer paso para combatirlas siempre ha sido conocer su origen, el patógeno que las produce. El año 2020 pasará a la historia por la pandemia de covid-19, evidenciando que las enfermedades infecciosas no son algo del pasado y que incluso pueden ayudarnos a ser más efectivos en la investigación biomédica.
Identificar a los patógenos
Robert Koch, médico alemán y padre de la microbiología, estableció la metodología científica para identificar cuáles eran los agentes que causaban las enfermedades infecciosas -también llamadas transmisibles- y así poder combatirlas.
Se trata de los postulados de Koch, que indican que para encontrar el patógeno causante de una enfermedad se tienen que cumplir los siguientes hechos:
• El organismo patógeno debe estar en las personas enfermas y no en las personas sanas.
• Debe ser posible extraerlo de una persona enferma y hacerlo crecer en un laboratorio.
• El organismo patógeno aislado debe ser capaz de reproducir la enfermedad cuando se introduce en personas sanas.
• Las personas infectadas con este patógeno han de desarrollar los mismos síntomas que las personas enfermas de las que se aisló originalmente el patógeno.
No era una bacteria
Sin embargo, las bacterias aisladas no cumplieron con los postulados de Koch y, por tanto, hubo que descartarlas como origen de la gripe española. Al no conocer el germen que producía la gripe española, no se pudieron desarrollar tratamientos efectivos ni vacunas.
La pandemia causó unos 40 millones de muertes en todo el mundo. Ahora sabemos que el germen causante no era una bacteria, sino un virus, el virus de la gripe A, subtipo H1N1.
El caso del VIH
Cuando poco más de medio siglo después irrumpió el sida como un extraño cáncer que afectaba a los homosexuales, los científicos Robert Gallo y Luc Montagnier fueron protagonistas de una carrera llena de intrigas para ser los primeros en aislar el patógeno causante de la enfermedad. Sabían que la única manera de poder controlar la pandemia de sida era encontrar el patógeno que la producía.
Lo consiguió Luc Montagnier y su equipo dos años más tarde, aislando el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH Hasta entonces, la esperanza de vida de un paciente de sida era de poco más de dos años y los pacientes desarrollaban graves problemas respiratorios y tumores en la piel llamados sarcoma de Kaposi. Ningún tratamiento dirigido a curar esas patologías conseguía frenar el curso fatal de la enfermedad.
Solo cuando se identificó el virus VIH se consiguió averiguar cómo se transmitía la enfermedad, cómo se podía detectar a las personas infectadas para evitar que lo transmitieran a otras personas.
La identificación del SARS-CoV-2
Si en el caso del sida se tardó dos años en averiguar el agente infeccioso que causaba la enfermedad, en el caso de la nueva neumonía de Wuhan (la covid-19) fue una cuestión de semanas. Científicos chinos, entre los que se encontraba la viróloga del Centro de Virología de Wuhan Shi Zengli, describieron que se trataba de un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2.
Era muy parecido al que causaba la enfermedad SARS y también descubierto por Zengli. Conocer el patógeno que causaba la covid-19 hizo que de manera casi inmediata se empezaran a probar tratamientos que podían bloquear su entrada en las células o su capacidad de multiplicación. Apenas unos meses después se estaban probando varias vacunas y no antes de fin de año algunos países ya empezaron a vacunar a grupos vulnerables.
Igualmente se están desarrollando decenas de tratamientos nuevos para bloquear la entrada del virus en las células, para bloquear su capacidad de multiplicación y para tratar los efectos del virus en el organismo. Sin duda, serán los avances en investigación los que conseguirán que superemos la crisis global producida por este nuevo virus.
Las enfermedades no infecciosas
En el siglo XXI, el aumento de riesgo de muerte en los países desarrollados se concentra en las últimas décadas de la vida y está causado fundamentalmente por enfermedades asociadas al proceso de envejecimiento del organismo. Estas enfermedades incluyen la mayor parte de los cánceres adultos, las enfermedades degenerativas de distintos órganos (pulmón, riñón, hígado, etcétera) y neurodegenerativas, así como las enfermedades cardiovasculares, entre otras. La incidencia de estas enfermedades está aumentando de una manera muy significativa debido al envejecimiento demográfico de la población.