Los problemas de las vacunas en México

  • En 2019 se registró desabasto de seis de las 10 principales vacunas de nuestro país

Los problemas en México empezaron antes de la pandemia. En 2019 se registró desabasto de seis de las 10 principales vacunas de nuestro país, la peor situación desde 2013.
Enfermedades como la tuberculosis y el sarampión, que habían desaparecido, han hecho nuevamente acto de presencia. Otros medicamentos, especialmente los oncológicos pediátricos, también han escaseado.
Esto es consecuencia del cierre de plantas por el gobierno federal y de su rechazo a usar las redes de distribución que ya existían en el país.
El gobierno ha dicho que va a establecer su propia paraestatal para distribuir medicamentos, pero no ha anunciado ningún avance.
En cambio, ha encargado la distribución de las vacunas a la Secretaría de la Defensa Nacional, tarea en la que esta no tiene ninguna experiencia.
En México las vacunas se aplican en contados centros de salud. Hay colas, desorganización y burocracia. Estamos todavía en la etapa de inocular al personal de salud de primera línea, pero muchos que no pertenecen a esta clasificación son vacunados de cualquier manera, como los Siervos de la Nación.
También los maestros de Calakmul, Campeche, a pesar de que no hay ninguna razón para adelantarlos.
Hace diez, el 25 de enero, el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, señaló que en México se han administrado 642,105 dosis; en Estados Unidos, al 24 de enero, eran ya 18.2 millones. Israel es el país que ha vacunado a una mayor porción de su población, con 44.88 por ciento; Estados Unidos ha alcanzado 6.87 por ciento; México va en 0.3 por ciento.
Existen personas que han volado a la Unión Americana, han hecho la cita y se han vacunado en cinco minutos. Solo tuvieron que presentar una identificación con fotografía, que puede ser una licencia de conducir. No hay que ser ni ciudadano ni residente. Y la vacunación es gratuita.
En estos momentos es muy fácil para muchos mexicanos de más de 65 años vacunarse contra el covid. Lo único que tiene que hacer es viajar a Estados Unidos, donde se puede vacunar en cualquier centro de salud o incluso en una farmacia.
El presidente declaró recientemente que México había aceptado una reducción en los envíos de Pfizer, para que esta empresa pudiera entregar más dosis a países pobres.
Pero no hay ninguna indicación de que esa haya sido la razón de la reducción.
Pfizer anunció, más bien, el cierre temporal de su planta en Bélgica para ampliar su capacidad de producción.
El 25 de enero López Obrador tuvo una conversación telefónica con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en la cual ratificaron que México compraría 24 millones de vacunas Sputnik V.
La Cofepris, sin embargo, todavía no ha dado su autorización para este producto.
De igual manera, el primer mandatario ha promovido la vacuna china de CanSino, que tampoco ha sido aprobada. Algunas personas han expresado dudas sobre la calidad de estos productos. Habrá que ver qué dice la Cofepris, pero supongo que se darán a conocer públicamente los resultados de las pruebas para generar confianza.
El problema es que la campaña del presidente contra las farmacéuticas y distribuidoras de medicamentos genera dudas importantes sobre lo que viene. Por lo pronto, si algún mexicano mayor de 65 años quiere vacunarse, la manera más rápida y menos burocrática es ir a Estados Unidos.