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¿Un Red Bull de cuatro aros?

  • Fumata blanca. Esta fue la columna de humo que se pudo observar salir este jueves desde la fábrica de Red Bull en el condado de Buckinghamshire (Reino Unido).

La Comisión de la Fórmula 1 aprobó por unanimidad, pese a que sólo se necesitaba una mayoría simple, la congelación de las unidades de potencia desde 2022 hasta 2025, la única condición que la marca de las bebidas energéticas había impuesto para continuar en el Gran Circo tras alcanzar un acuerdo con Honda para quedarse, en régimen de alquiler, con el personal y la tecnología del propulsor de Sakura.

Un pacto que desde Alemania revelan que no fue nada fácil de alcanzar. ‘Auto Motor und Sport’ señala que en la cúpula del fabricante nipón no gustó en demasía los rumores que apuntaban a que la escudería de Milton Keynes estaba negociando con Audi iniciar una colaboración dentro de cuatro temporadas. Una información que provocó que los japoneses impusieran como condición innegociable mantener la propiedad intelectual de las patentes y los desarrollos de su motor, tal y como finalmente ha sucedido.

El interés de Audi dificultó las negociaciones entre Red Bull y Honda

«Las negociaciones inicialmente no fueron muy bien. Según nuestra información, Honda quería asegurarse de que los datos y los detalles del diseño no se transmitieran a terceros o futuros socios de motores. Aparentemente, se corrió la voz hasta Tokio de que Audi está interesado en entrar en el Mundial de Fórmula 1 a partir de 2025 a través de una colaboración junto a Red Bull», informa la revista del país del centro de Europa.

Cabe destacar que no es la primera vez que se habla acerca de la posible entrada de la marca de los cuatro aros entrezalados. «Quiero tener cuidado con mis comentarios. No sé si el Grupo Volkswagen tiene la intención real de competir en la Fórmula 1. Si de verdad es así, solo puedo darles la bienvenida a la Fórmula 1», ha llegado a declarar Jean Todt, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Veremos si la implantación del biocombustible para alcanzar la neutralidad de carbono es, a la postre, la medida que termina de convencer a la marca de Ingolstadt.