Antorcha es la alternativa de los pobres

  • ¿Por qué la gente tiene que sufrir?

Sí alguien conoce y ha vivido en carne propia la pobreza extrema, esa soy yo: a mí escasa edad viví lo que muchos niños en situación de pobreza: violencia familiar, familia disfuncional, explotación infantil; me vi en la necesidad de madurar desde muy chiquilla. Lo que sí tuve muy claro desde que tengo uso de razón, es que yo no quería esa vida para mí, ni para mi familia, siempre tuve la idea de que el estudio nos sacaría de pobres.
Nunca fui la estudiante brillante, pero sí esa alumna disciplinada, responsable, atenta, la que se sentaba adelante para poder captar todo lo que el maestro enseñaba, desgraciadamente por la falta de alimentación, de nutrición, era imposible asimilar tantas letras en el cerebro; como dice don Quijote: “hay que gobernar las tripas para que entren las letras”.
En la casa, nuestro menú del día era: huevo, salsa de molcajete y tortillas, somos tres hermanos quienes rodeábamos la sartén o el molcajete, con lágrimas en los ojos por lo enchilados que estábamos, pero no dejábamos nada, todo quedaba limpio, «reluciente de limpio», no recuerdo haber comido carne en mi niñez, a lo más que aspiramos era a papa, frijoles y, cuando bien nos iba, pollo.
¡Ah y no les he contado! ¡mi primer bocado de carne! comida que mi paladar desconocía por completo. En la actualidad sigo sufriendo, pues apenas la tolero -y un poco la de cerdo- el resto de las carnes las rechazo. Para los que me han preguntando la razón de porqué no como carne: ahí la respuesta.
Continuando con mi relato, cuando terminé la secundaria, mi mamá, (una persona a quien admiro mucho, pues nos sacó adelante) muy preocupada me decía (sabía que el estudio era para mí algo sagrado): “Hija, ya no te puedo seguir dando estudio, si quieres tendrás que trabajar o casarte, siguen tus hermanos a quien necesito apoyar”. Sentí que el mundo se me venía abajo, no sabía qué hacer. ¡A mis escasos 15 años ya me tenía marido! ¿Pero cómo? ¡Yo quiero seguir estudiando! ¡Yo no quiero esta vida, yo quiero algo mejor!
Un año después tuve la oportunidad de conocer a la Maestra Teresa de Jesús Alvarado Ornelas, iba a organizarnos, a decirnos lo que era Antorcha, a ayudarnos a gestionar la regularización de la colonia “Álvaro Obregón”. Gracias a Antorcha es que esa colonia se regularizó.
Fue ella quién me platicó que existía una casa de estudiantes, que esa era la solución para continuar con mi educación; convencí a mi mamá; fue, creo, mi primera rebeldía, nunca que yo recuerde (ojalá ella pueda leer este texto para que me desmienta), nunca había sido rebelde, nunca le había contestado, siempre fui muy obediente, pero ese día le dije que me iba a una casa de estudiantes en donde me darían la oportunidad de continuar con mis estudios. Y desde que pisé esa casa, cambió totalmente mi vida.
Nunca había tomado un libro por gusto, solo por estudiar, para hacer tareas o pasar un examen. Un programa cultural, una obra de teatro, tampoco; nunca hubiese imaginado apreciar tanta belleza en el arte, los pobres no tenemos acceso a ello. En Antorcha es otra cosa, Antorcha busca educar al pueblo trabajador, al pueblo olvidado, al pueblo que no tiene voz ni voto y que solo lo buscan y lo lisonjean en periodos electorales.
Con el apoyo de Antorcha terminé mi preparatoria, la Maestra me propuso estudiar periodismo, me veía aptitudes y la organización necesitaba periodistas comprometidos con la lucha social. Me inscribí en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), hice mi licenciatura en Ciencias de la Comunicación, continué con la Maestría con especialidad en Comunicación Social, estoy consciente de que fue la exigencia y disciplina que me inculcó Antorcha; si no me hubieran rescatado, no sé qué hubiese sido de mí.
Me pregunto, ¿Tanta pobreza? ¿Por qué la gente tiene que sufrir? ¿Por qué los niños?, tan inocentes, no deberían sufrir, deberían estudiar, aprender, jugar, reír, bailar, cantar, crecer.
La falta de alimentación, de servicios básicos, de escuelas, de clínicas, de hospitales, de calles pavimentadas, de lugares donde pueda el pueblo distraerse: unidades deportivas, en donde puedan apreciar un buen juego de básquetbol, voleibol, de fútbol, béisbol; o un auditorio para poder deleitarse con un programa cultural, una buena obra de teatro.
¿Por qué de 125 millones de mexicanos, más de 100 millones vivimos con alguna situación de pobreza? ¿Por qué son unos cuantos los que disfrutan los recursos producidos por el pueblo trabajador?
Antorcha propone una mejor distribución de la riqueza a través de un modelo económico basado en cuatro puntos fundamentales: creación de empleos, mejoramiento de salarios, una política fiscal progresiva -que pague más el que más gana-, y la reorientación del gasto público para resolver las necesidades del pueblo.
Desde que me organicé hace más de 18 años, y porque conozco la pobreza, no quisiera que nadie más pasara por esta situación, por eso estoy aquí luchando con mis hermanos los pobres, a quienes invito a sumarse a este gran proyecto. Antorcha es la alternativa de los pobres.