Juega con ventaja. Les tiene al lado de casa y también forma parte de la realeza, por algo le llaman ‘El Príncipe’. Lo mismo no les envió ni carta, directamente les llamó al telefonillo, y los Reyes Magos cumplieron con su pedido: le regalaron a Al Attiyah una victoria de etapa. La tercera en lo que va de Dakar, la tercera consecutiva y la segunda que consigue sobreponiéndose a la siempre desafiante tarea de tener que abrir pista. Eso sí, le faltó un regalo por abrir, el del liderato, quizá ese llegue más adelante, pero de momento Peterhansel continúa impentrable.
No las tenía todas consigo el qatarí pese a ser el más rápido en cuatro de los siete waypoint de la etapa y, en especial, en los claves como son los dos anteriores a la meta. La culpa no la tuvo otro que Sainz. El madrileño tuvo una jornada de altibajos en una especial muy rápida, y con aún algunas dunas, de 337 kilómetros que unía Wadi Al Dawasir con Riad. Empezó muy bien, con el mejor tiempo en el primer punto de control, luego cayó dos minutos y medio, después se repuso en el último tramo y se acercó a 31 segundos de Nasser en el penúltimo control, pero…
