El día después de la pandemia

  • El mundo, nuestro país y nuestro Estado no será lo mismo que al principio de este año

El día después de la pandemia de Covid-19 no sabremos qué hacer porque el mundo, nuestro país y nuestro Estado no será lo mismo que al principio de este año.
Nuestro entorno será muy diferente y tal vez muy lejano en todos los aspectos, un día después de la pandemia estaremos añorando, extrañando a los miles que se fueron por esta enfermedad; algunos no los habremos conocido, pero habrá algunos de nuestro entorno cercanos o lejanos que habrán muerto por esta pandemia.
Muchas cosas cambiarán como nuestra alegría aunque no sabemos cómo. Muchas de las políticas emergentes y decisiones temporales que han ejecutado los gobiernos para contener la crisis se convertirán en medidas permanentes.
Es casi seguro que algunos de los protocolos de distanciamiento social seguirán siendo parámetros para diferenciar lo prudente de lo riesgoso.
Estos cambios afectarán los mercados de diferentes productos, seguramente dañarán seriamente algunas industrias y cambiarán también algunos aspectos de las relaciones humanas.
Y nuestros hábitos de consumo.
Es posible que se coloque en el centro de las prioridades de la política pública el rediseño de los sistemas de salud.
Se presentará la necesidad de hacer una nueva reflexión sobre cómo prevenir y contener desastres en general y epidemias en lo particular, y sobre cómo asegurar en emergencias la resiliencia de las instituciones públicas, la continuidad en la labor de los aparatos burocráticos en la provisión de servicios a la población, y de la operación de las empresas para la preservación de empleos y de la actividad económica.
También tendremos que rediseñar los protocolos y mecanismos que permitan la cooperación internacional en crisis como esta, y cómo deben responder los países en cuanto a sus políticas migratorias y de coordinación de acciones a nivel regional; tal vez los países tendrán un debate interno sobre el dilema entre seguir abriendo las fronteras a la globalización, o establecer mecanismos de aislacionismo migratorio y comercial.
Nos encontramos ante una encrucijada en donde va en juego nuestra vida y la de nuestras familias y seres queridos, hoy necesitamos de un liderazgo firme y fuerte que pueda tomar decisiones con antelación y darnos seguridad a todos, necesitamos quien oriente a la población de una manera precisa sobre la actitud que debemos tomar.
Una discusión necesaria que tendrá consecuencias políticas en el mediano plazo tiene que ver con el tipo de liderazgo que queremos y que necesitamos para gobernar y especialmente, qué líderes queremos para momentos de crisis.
Por lo pronto, todo indica que el Covid-19 y la crisis económica que lo acompaña, es uno de los primeros baches en los han caído sin excepción, todos los líderes populistas del mundo y las consecuencias no se harán esperar.
Tal vez esta gran crisis nos está sirviendo para conocer cómo podemos trabajar desde casa y cómo podemos incorporarnos a nuestra familia que en muchas ocasiones precisamente por el trabajo poco o muy poco la vemos y cuando interactuamos con ellos nuestra mente está ocupada en asuntos de trabajo.
Esta misma crisis nos ha hecho buscar a Dios de una manera distinta al no tener cerca de nosotros a los sacerdotes o pastores y los templos o lugares de reunión religiosa están cerrados y prohibidas las actividades comunitarias.
Pero también están cerradas las salas de conciertos, los centros de baile, las salas cinematográficas y no es posible asistir a ningún espectáculo que no sea el que se nos pueda brindar a través de la computadora o la televisión y disfrutarlo desde casa.
El día después de la pandemia será muy distinto y tal vez nosotros tampoco seamos los mismos, pero tendremos mucho que hacer y adaptar a nuestra nueva vida, sólo los fuertes de espíritu podrán encontrar la salud en la disciplina del resguardo en casa. Ya nos encontraremos un día después de la pandemia.