Miami Beach transforma sus vitrinas en escenarios teatrales y pecaminosos

Siete tiendas de Lincoln Road, la popular vía peatonal de Miami Beach considerada una de las calles comerciales más caras de EE.UU., se han transformado en escenarios en los que discurre la obra «Seven Deadly Sins», con la que sus creadores llevan el teatro al exterior, cerca del público y lejos de la covid-19.
La inédita puesta en escena es producto de la imaginación de la compañía de teatro bilingüe e inmigrante Miami New Drama y está consiguiendo llenos con escaso peligro de contagiarse de coronavirus.
«Desde el primer momento yo sentí que el cierre de los teatros no era algo a corto plazo. El día que saqué mis cosas de mi oficina en abril, cuando se impusieron las órdenes de confinamiento en Miami, ya sabía que no regresaríamos allí hasta más o menos octubre de 2021», dice a Efe Michel Haussman, el venezolano que dirige Miami New Drama.
La compañía, fundada en 2014, reside desde hace casi cinco años en el Colony Theatre de Lincoln Road, y acababa de estrenar su obra más ambiciosa, «A Wonderful Life», basada en la vida de Louis Armstrong, cuando tuvo que cerrar, recuerda Haussman.
Apelando a las herramientas que le permitieron mantener abierta por años su compañía Palo de agua en Caracas a pesar del acoso del régimen chavista, el artista retomó una idea que comenzó a darle vueltas por la cabeza cuando comenzaron a cerrar tiendas en Lincoln Road.
Salvar el Teatro de la Pandemia
«Cada vez que veía una nueva tienda cerrada, del alza de precios de los alquileres y la crisis que vive el ‘retail’ (comercio minorista) por el aumento de las ventas ‘online’, pensaba que sería maravilloso poder llenar esos locales de arte, de teatro», explica.
La misma semana que Hausmann mudó su oficina para su casa comenzó a buscar la forma de convertir ese sueño en una realidad que salvara el teatro durante la pandemia.
Fueron meses de negociaciones con los dueños de los locales, las autoridades municipales y hasta con otros comerciantes del paseo peatonal, que se desarrollaron en paralelo al proceso artístico de encontrar una obra que pudiese funcionar en segmentos que se pudieran presentar en las vitrinas de los locales vacíos.
El concepto de «Seven Deadly Sins» (Siete pecados capitales) fue inspirada por «Our Town», una obra teatral de tres actos de 1938 del dramaturgo estadounidense Thornton Wilder que ganó el Premio Pulitzer de Drama.
Con el concepto en marcha, Haussmann convocó a galardonados guionistas latinos y afroamericanos para que le crearan material inédito: «A cada uno le pedí que me dijera los tres pecados sobre los que quisieran escribir. Al final logramos que todos tuvieran su primera o segunda opción».
Los Pecados Capitales
Así nacieron las piezas de diez minutos «Envy (Envidia)» de Hillary Betis; «Lust (Lujuria), de Nilo Cruz; «Greed (Ambición)», de Moisés Kaufman; «Gluttony (Glotonería)», de Rogelio Martínez; «Wrath (Ira)» de Dael Orlandersmith; «Pride (Orgullo), de Carmen Pelaez, y «Sloth (Pereza)», de Aurin Squire.
La «experiencia teatral», como la llaman, comienza en un bar al aire libre al que dieron el nombre de «El purgatorio». Allí, en mesas bien separadas, un público y personal enmascarado puede disfrutar de una breve sesión musical, que establece la esperada decadencia del teatro.
Para entrar a esa área, el público debe haber buscado en la taquilla unas pulseras de papel encerado, en las que está escrito el número de sus sillas y el pecado por el que comenzarán su experiencia.