El jefe del estado mayor del ejército israelí aseguró que el régimen de Tel Aviv está listo para enfrentar cualquier represalia iraní por el asesinato de Fajrizade.
El pasado viernes, Mohsen Fajrizade, quien encabezaba la Organización de Investigación e Innovación Defensiva (SPND, por sus siglas en inglés) del Ministerio iraní de Defensa, murió en una emboscada que le tendieron a las afueras de Teherán, la capital iraní, convirtiéndose en el quinto científico nuclear en ser asesinado en una década en el país.
Los restos de las armas halladas en el lugar de los hechos demuestran la implicación directa del régimen de Israel en el asesinato del científico persa. La República Islámica de Irán ha asegurado que el crimen no quedará impune, al mismo tiempo que ha prometido seguir impulsando su programa nuclear con fines pacíficos.
Ante tal coyuntura, y la posible venganza iraní, el jefe de estado mayor israelí, Aviv Kohavi, advirtió que “estaremos completamente preparados ante cualquier manifestación de agresión contra nosotros”.
Estas declaraciones se producen bajo el telón de fondo de las especulaciones de una posible represalia desde el país persa tras la muerte de su científico, considerado por la inteligencia occidental como el cerebro del programa militar nuclear iraní.
El anuncio de Kohavi sobre la disposición de responder a cualquier represalia iraní demuestra que el régimen sionista está implicado en este crimen y lo había planeado de antemano.
Al estudiar un poco el comportamiento de Israel en asesinatos selectivos nos damos cuenta que este régimen suele no confirmar ni negar su involucración en dichos crímenes, sino que, siempre toma un gesto triunfante.
Para salvarse de las consecuencias de sus actos terroristas, Israel recurre a todos los medios a su alcance con el fin de convencer a los países occidentales que está expuesto a amenazas de Irán.
Pero esta vez, antes de recurrir a esta táctica, dados los hechos y movimientos políticos previos a este crimen, a saber, la derrota de Donald Trump en las elecciones presidenciales en EE.UU., la furtiva visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Arabia Saudí, y la advertencia de los funcionarios sionistas contra el regreso del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, al acuerdo nuclear iraní, el régimen de Israel no puede escudarse detrás de su habitual victimismo para escurrirse ante todas estas pruebas que le señalan como el autor de este crimen.
El asesinato de Fajrizade fue el punto culminante de un prolongado plan estratégico israelí para sabotear el programa nuclear de Irán y priva a la República Islámica de una fuente insustituible de conocimiento.
El Canal 12 israelí informó que el asesinato del físico nuclear fue el “pináculo” de los planes a largo plazo de Israel. A su vez, el ministro de Energía, Yuval Steinitz, dijo a la emisora pública Kan que el asesinato de Fajrizade fue algo positivo para el mundo.
Ha habido pocos comentarios formales de los funcionarios israelíes sobre el asesinato del científico iraní, pero en un video subido a Twitter el viernes poco después de que surgiera la noticia de la muerte de Fajrizade, el primer ministro israelí, contando varios logros de la semana, señaló que se trataba de una “lista parcial, ya que no puedo contarles todo”.
El papel de Israel en el asesinato de Fajrizade es tan obvio que el diario local Times of Israel ha reconocido que Estados Unidos e Israel estuvieron involucrados en dicho incidente criminal. Por otro lado, el Canal 12 israelí reconoció que el régimen de Tel Aviv predice que Irán definitivamente responderá el asesinato de Fajrizade, incluso si pasan años.
El diario estadounidense New York Times informó que con el asesinato del científico iraní, Israel con el apoyo de la Administración de Donald Trump, estaría trabajando arduamente para sofocar cualquier posible relación diplomática entre los futuros Gobiernos de Estados Unidos e Irán.
Anteriormente, el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, había expresado su voluntad de reincorporse al Plan Integral de Acción Conjunta (PIAN o JCPOA, por sus siglas en inglés) tras la formación de su nuevo Gobierno, lo cual naturalmente desagrada a Israel, y, la propia Administración de Donald Trump, que propició su abandono del acuerdo internacional, obviamente rechaza que Washington regrese al pacto nuclear.
Aunque Biden ha guardado silencio, algunos de sus partidarios sí se han pronunciado al respecto, expresando la necesidad de reactivar la diplomacia con Irán y advirtiendo sobre las peligrosas consecuencias de este asesinato para la seguridad global.
Ahora, el jefe de estado mayor israelí, Aviv Kohavi, ha afirmado fraudulentamente que su régimen está listo ante cualquier represalia iraní. “Tomaremos medidas contra los esfuerzos de la República Islámica de Irán que busca establecerse en Siria, y podremos contrarrestar cualquier acción con total disposición”, añadió.
De hecho, al mencionar la presencia iraní en Siria, el oficial del ejército israelí ha desviado deliberadamente la atención pública del asesinato del científico iraní con el fin de neutralizar la cuestión de la participación de Tel Aviv en dicho acto criminal.
Teniendo en cuenta lo mencionado, Israel con estas maniobras muestra su temor de la represalia iraní, ya que sabe muy bien que cuando las autoridades lanzan una promesa la cumplen.
Los expertos en seguridad precisan que la política de Irán frente a este crimen será una política de disuasión, es decir, responder al crimen de una manera que evite que el agresor repita su modus operandi. Pues, Estados Unidos y el régimen sionista deben sopesar las consecuencias de cualquier crimen antes de cometerlo.
Irán tomará represalia por el asesinato de su científico, tal y como hizo cuando EE.UU. mató el pasado enero al teniente general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) en un ataque en Bagdad, capital iraquí.