Al menos dos niñas, de 4 y 7 años de edad, fallecieron este viernes 5 de diciembre durante una balacera en el estado brasileño de Río de Janeiro, informó la Policía Militar (PM), quienes aseguraron no haber disparado.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 8:30 de la noche en Barro Vermelho, en el municipio de Duque de Caxias, en la región popular Baixada Fluminense, y según testigos, las menores estaban jugando en la puerta de su casa cuando empezó el tiroteo. Las víctimas, que eran primas, fueron identificadas como Emilly Moreira Santos y Rebecca Rodrigues Santos, y murieron tras ser alcanzadas en la cabeza y el abdomen por un mismo tiro de fusil, declararon a los medios locales familiares, que también afirmaron haber visto a la policía realizar algunos disparos.
La PM relató en un comunicado que los oficiales estaban de patrulla cerca del lugar cuando se escucharon los disparos, pero que ellos no dispararon: «No hubo disparos de la Policía Militar. El equipo continuó la marcha. Posteriormente, se llamó al batallón para verificar el ingreso de dos heridos» en un centro médico.
Las autoridades informaron que investigarán los hechos.
La abuela de Rebecca y tía de Emilly, Lídia da Silva Moreira Santos, contó a la prensa brasileña que justo cuando llegaba a la casa del trabajo «comenzaron los disparos. La calle estaba llena de niños y gente que llegaba del servicio. Había un vehículo PM Blazer estacionado frente a la calle e hicieron como diez tiros de rifle. Cuando los policías se fueron, crucé y vi a Emilly ya sin vida. Entonces llegó mi nuera gritando que también habían matado a Rebecca». Según el periódico O Globo, Lídia pidió que «esto no puede quedar impune. La culpa también es de los gobernantes que afirman que hay que matar a todos los delincuentes y dan carta blanca a la policía, pero se olvidan que en las favelas la mayoría de las personas son trabajadoras».
En lo que va de 2020, un total de 22 niños menores de 12 años fueron baleados en la región metropolitana de Rio de Janeiro y 8 de ellos fallecieron, según la plataforma Fogo Cruzado, que reúne datos sobre la violencia armada que aqueja a la ciudad.
Antonio Carlos Costa, presidente da la ONG Rio de Paz, escribió en una nota: «siempre que ocurren estas muertes pensamos que todo cambiará, ya que la muerte de estos niños y niñas por balas perdidas es una de las caras más abominable de la criminalidad en Rio. Pero nada cambia».
«Las familias siguen desamparadas, la autoría de los homicidios no se elucida, los asesinos no son castigados y no ocurre ninguna transformación en las políticas de seguridad pública», añadió Costa, quien considera que por tratarse de «niños pobres» existe una «indiferencia por parte de las autoridades».