Con el tabique desviado en la nariz de Ben Roethlisberger, sangre escurriendo por el rostro de Ray Lewis o Ronnie Stanley llorando de dolor con el tobillo destrozado. Los duelos entre Steelers y Ravens suelen ser una auténtica carnicería, pero en la nueva normalidad se convirtieron en focos de infección tales que la NFL ha pospuesto en cuatro ocasiones sus dos duelos divisionales de esta temporada, el mayor ejemplo de los estragos del coronavirus en el calendario.
Luego de un preocupante brote de COVID-19 dentro del equipo de Baltimore, la NFL determinó primero posponer el encuentro pactado para el pasado jueves en Día de Acción de Gracias, pero al conocerse más casos, se reagendó para el domingo. Las cosas empeoraron en el seno de los Ravens y del domingo pasó al martes y después al miércoles.Y es que de acuerdo con Pro Football Talks, jugadores de los Ravens amenazaron con negarse a jugar si el juego no se movía nuevamente, luego de conocerse cuatro nuevos casos positivos más a su lista que por mucho presume el peor brote de coronavirus registrado en la NFL durante esta temporada, mismo que dejó a los Ravens sólo con tres miembros de la línea defensiva y con un quarterback.
