En los últimos años, hay una imagen que empieza a ser recurrente en el tenis: ver a Daniil Medvedev ganar títulos sin celebración alguna. El ruso traslada su frialdad y solidez en pista a los momentos posteriores a ganar partidos, por lo que nadie le ve celebrar ante las cámaras ninguno de sus éxitos. Como último ejemplo, las ATP Finals donde el pasado domingo se coronó como Maestro del tenis tras vencer a Dominic Thiem, una hazaña con la que más de uno se habría tirado al suelo sin poder contener la emoción. Pero no así Daniil…
¿A qué se debe todo ello? El ruso lo explicó en el mismo O2 Arena al término de su victoria ante el austriaco: «Decidí en el US Open del año pasado, cuando me pasó aquello con la grada, que ya no iba a celebrar más mis victorias. El no celebrarlo iba a ser mi seña y la verdad, ¡me gusta!». Y es que Medvedev tuvo sus más y sus menos con el público de Nueva York desde el comienzo del torneo, peinetas a la grada incluida, con el que acabó reconciliándose al disputar la final ante Rafa Nadal, el único obstáculo que le separó de su primer título de Grand Slam. A sus 24 años, nos quedan ‘no celebraciones’ para rato…
