Arquitectura sustentable e inteligente

Según el psicólogo británico Raymon Cattell (1905-1998) hay dos tipos de inteligencia: la fluida, razonamiento lógico para resolver problemas sin conocimiento previo y la inteligencia cristalizada que se alimenta de las experiencias o conocimientos adquiridos. La fluida se mantiene constante durante toda la vida y la cristalizada siempre en aumento. Desde hace algunos años nos hemos ido familiarizando cada vez más con el término de “inteligencia artificial” que nace precisamente de la cristalizada.
También desde hace tiempo hemos convivido con cierta inteligencia artificial sin ponerle nombre ni apellido. Estaba ya, por ejemplo, en los elevadores que con solo oprimir un botón se detenía en el piso deseado (y no solo eso, también se abrían las puertas) o bien en las impresoras que son capaces, usando solo cuatro cartuchos, llegar al color en el tono requerido o las mismas calculadoras, computadoras y dispositivos personales.
Después hacen su debut, ya como IA, ante el mundo las armadoras de automóviles, equipos para la salud; Sophie, jueces y candidatas como Michihito Matsuda en Tokio con terrorífica apariencia de humano. Una especie de “robot sapiens” diría yo. Como estos ejemplos hay y muchos.
La arquitectura no es inmune a la inteligencia artificial en cuanto a mecanismos de seguridad, de comodidad y de confort como tampoco debe ignorar a la sustentabilidad y a una nueva tendencia de arquitectura sanitizada en lo posible. El mundo impone cada vez más requerimientos para lograr propuestas adecuadas y lograr un hábitat más equilibrado para el hombre sumando, a manera de tendencia en la arquitectura, lo sustentable y la inteligencia artificial.
La tarea no es nada fácil porque se trata de considerar tres caras en principio diferentes. La arquitectura que se basa en conceptos, hábitos, sensaciones e intenciones; la sustentabilidad que tiene como objetivo el de brindar confort sin arriesgar su nativo concepto: el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales sin comprometerlos para las futuras generaciones y por último, la implantación de la inteligencia artificial como soporte importante y sutil en las dos anteriores.
En el tema de la Inteligencia artificial, que no es poca cosa, está la realidad virtual (RV) que se nos presenta como un contexto derivado también de la informática y que nos ofrece escenarios que antes solo se daban en nuestra imaginación. Gracias a la magia del procesamiento de datos podemos “vivirla” o “sumergirnos” en ella desconectando los sentidos completamente de la realidad.
Los simuladores de vuelo en la aeronáutica desde la segunda guerra mundial; Sensorama en los años 50’s que son los cines con proyecciones en 3D y movimientos coordinados en las butacas con la imagen en pantalla, así como en la producción de la industria cinematográfica posteriormente y hace pocos años entornos con carácter social como Second Life son claros ejemplos, entre otros, del nacimiento y evolución de la RV.
Desde hace tiempo sabemos la aplicación de la RV en los video juegos, pero nunca imaginamos que su potencial en el presente fuera a aterrizar como importante herramienta en varios sectores y la arquitectura no es la excepción, así como en el sector inmobiliario. El crear entornos y espacios con proporciones, materiales, texturas y colores reales de proyectos no ejecutados ha mejorado la relación con los clientes anulando de antemano la percepción y la interpretación particular de los proyectos sin construir y de esa manera cristalizar la comunicación y economizar la construcción en cuanto a cambios en proceso de obra derivados del mal entendimiento del proyecto, relevando los posibles cambios solo al mejoramiento del diseño. Tiempo y dinero el resultado.
Según IDC Research (International Data Corporation) la inversión de RV y RA (Realidad Aumentada, tema de la siguiente entrega) llegará al 2022 a los 15.500 millones de euros y supone a ambas tecnologías como claves dentro de los planes de transformación digital de las empresas, así como ya en la actualidad el 50% de las empresas en Europa cuentan con una estrategia RV y RA.
La arquitectura, sin perder en su proceso creativo y su idea conceptual con argumentos subjetivos, se ha apoyado en la actualidad como ya lo mencioné, en la realidad virtual (RV) como vehículo de comunicación de los proyectos en una versión lo más acertada posible. La realidad aumentada (RA), con el mismo objetivo, se mueve de una manera periférica en el diseño arquitectónico.
A diferencia de la realidad virtual, la aumentada nos ubica sobre imágenes reales y en tiempo real. De esa manera no solo nos sirve de filtro de malas percepciones o interpretaciones del proyecto con el cliente, además nos provee de tiempos más efectivos de trabajo.
Con la realidad aumentada aplicada al interiorismo y utilizando como insumo básico los modelos 3D, es posible sobreponer a la imagen real cualquier mobiliario; cambios de colores y materiales, así como el diseño de iluminación o bien, medir con exactitud espacios con solo apuntar el dispositivo al área requerida.
De la misma manera con la previa generación de los modelos en 3D y mediante la realidad aumentada es posible integrar en cualquier terreno real o sobre la imagen de planos en 2D los proyectos para su depuración o bien para el análisis adecuado de rutas de evacuación, flujo vehicular e isométricos de instalaciones.
Como podemos observar la aplicación en la arquitectura de la inteligencia artificial específicamente en lo referente a la realidad virtual y a la aumentada, dejaron de ser una remota posibilidad y como ejemplo, solo en España el 12 % de empresas que ya adoptaron la RV y la RA como herramienta indispensable en sus procesos se dedican al diseño arquitectónico.
Bauhaus Everywhere de Google Arts & Culture de la mano de Fundación Bauhaus Dessau tiene disponible más de 10,000 diseños arquitectónicos y herramientas de realidad aumentada y virtual, así como la posibilidad de recorridos en el interior de esa famosa escuela de diseño. Una muestra de cómo la inteligencia artificial y la arquitectura afianzan cada vez más sus lazos.
Hace solo algunos años, la canasta básica para los arquitectos en la elaboración de los proyectos eran el papel y la tinta, abuso indiscriminado de ambos materiales. La inteligencia artificial ha logrado, sin ser su objetivo principal y como consecuencia involuntaria, una relación un poco más amable con el planeta. Aportación que no debe pasar desapercibida.

@barrerArq