Los discursos del Presidente

Las tradicionales «mañaneras»

Una descripción muy realista del México de hoy es que enfrenta una gran cantidad de problemas que van en aumento como es la crisis sanitaria, la de inseguridad pública y la grave crisis económica. Pero además de que México tiene un gobierno que está en quiebra y el Presidente de la República prefiere en sus discursos hablar de cualquier otro tema, en muchas ocasiones intrascendentes con el fin de distraer la atención de la opinión pública.
Por ejemplo recientemente, López Obrador se ha referido al penacho de Moctezuma al informar que elevará su queja ante la ONU, por la negativa de que retorne este penacho a nuestro país que, por cierto, si se mueve, se pulveriza, lo han aclarado especialistas en el tema, ya que está confeccionado con plumas de quetzal y durante siglos no se tuvo ningún cuidado para preservarlo.
A este tema le dedicó tiempo López Obrador en la mañanera, en lugar de informar sobre la razón por la que quería desaparecer el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. Tal vez esos recursos se utilicen para seguir fondeando los programas político electorales, como el Tren Maya, Santa Lucía y Dos Bocas.
En México lamentamos las 91,289 muertes confirmadas hasta hoy por Covid, que debido a los errores en la toma de decisiones del gobierno federal en materia de salud, y sus lamentables consecuencias asimismo en la economía, en seguridad, en la política energética, entre muchas otras, el titular del Ejecutivo encuentra en sus mañaneras la posibilidad de generar agenda para distraer con éxito a los mexicanos respecto del escenario caótico en el que nuestro país se encuentra inmerso.
A lo largo de dos años de gobierno del presidente López Obrador, todos hemos sido testigos, de que cuando algo va mal en su gobierno o está por salir a la luz algún tema que la pueda generar consecuencias negativas para sus proyectos, el presidente inmediatamente usa el espacio denominado la ‘mañanera’ para distraer a todo el país, por ello no cabe duda de que sabe encontrar lo que da más rating, y como dicen varios analistas, todo en él parece siempre una puesta en escena, un montaje muy bien preparado.
Hace un mes el mandatario insistió durante las mañaneras del 28 de septiembre al 2 de octubre, haber cumplido compromisos de campaña, pero ya hay pruebas de que no se han vuelto realidad, como la existencia de casos de corrupción e influyentismo, fracking, represión de manifestaciones, o de que han aumentado los precios de los energéticos por encima de la inflación, entre muchos otros.
Actualmente los mexicanos tenemos a un Presidente que está más preocupado y ocupado por el rating personal, el de su partido, por las próximas elecciones, mostrándonos con sus acciones que no le interesa impulsar o gobernar a México sino de manipular a la sociedad, ejerciendo el poder con su discurso, confundiendo los hechos.
La corrupción que se ha desbordado en este sexenio, de acuerdo a las organizaciones de la sociedad civil, se tiene conocimiento que, de enero a septiembre de este año, de un total de 104 mil 999 contratos celebrados por el gobierno federal, solamente 11.9 por ciento han sido por la vía de licitación pública.
Es inaceptable que se quiera impresionar a la población todas las mañanas, diciendo que no son iguales a los otros gobiernos, pero la dura realidad es que en este año, 79.3 por ciento de los contratos se entregaron por la vía de la adjudicación directa. ¿A quiénes? A los amigos del Presidente es decir, a los empresarios consentidos de este régimen.
La semana pasada, el día que en Norteamérica después de 32 años ganaron el campeonato de béisbol los Dodgers, el Presidente de la República manifestó un enorme júbilo que no representaba a un presidente preocupado por la muerte dolorosa de más de 90,000 mexicanos a causa de la pandemia.
El presidente exacerbó su fanatismo hacia este equipo de béisbol, cabe recordar que el Presidente de la República es aficionado a este deporte, llegando el caso de comprar un estadio de béisbol con dinero del gobierno para impulsar este deporte.
Pero mientras en más de 90,000 hogares se sufría la desgracia del duelo, se vivía el luto por algún familiar muerto de coronavirus, que en muchas ocasiones no había alcanzado atención en ningún hospital público, el presidente de la República se desbordaba en euforia porque habían ganado los Dodgers.