La 4T sólo una fantasía

  • Aunque ahora no lo quieran reconocer quienes se beneficiaron directamente del PRI que gobernó a México durante más de 70 años. En este largo periodo libró muchas batallas sobre todo de carácter ideológico, ecológico y políticas.

A través de sus planes y proyectos y de sus líderes se reformaron leyes como la ley Federal del trabajo y se fundaron instituciones como el IMSS en 1942 para servicio de los trabajadores de México, este Instituto estuvo y está financiado por los trabajadores de México, los patrones y una parte el gobierno de la República.
Y que ahora el gobierno Federal a través de la Secretaría del bienestar dispone de esta institución que no es parte de los proyectos de la cuarta transformación, en esa institución que pertenece a los trabajadores, a los patrones y en una pequeña parte el gobierno de la nación se está atendiendo a una gran parte de los enfermos de coronavirus en esta pandemia.
Que irónico. La cuarta transformación no tiene la capacidad de ‘transformarse’, de renovarse, de adaptarse a la ‘nueva realidad’ ante la crisis que ha representado la pandemia por Covid-19 para México y el mundo.
De hecho, en el Segundo Informe que presentó Andrés Manuel López Obrador, su discurso refleja un presidente que vive en otro universo. Es decir, la cuarta transformación es solamente una fantasía. Él Presidente de la República al parecer vive en un México donde “ya no manda el crimen organizado”, “donde hay justicia para el pobre” y se “castiga al culpable”, “ya se acabó la robadera desde arriba”, “no hemos emprendido persecuciones facciosas, ni venganzas políticas, ni tampoco encubrimos a nadie ni permitimos la impunidad”.
Esto es pura fantasía que es de lo que está construida la cuarta transformación.
Además, aseguró en su discurso que “ya pasó lo peor y ahora vamos para arriba; ya se están recuperando los empleos perdidos, se está regresando poco a poco a la normalidad productiva y ya estamos empezando a crecer. Aunque no se quiera calificar así eso solamente es fantasía.
”A pesar de la caída histórica del PIB y el hecho de que en este momento México, con más de 67 mil muertos por Covid-19, “compite en tercer lugar con India, por el número de defunciones a nivel mundial”.
No, lo peor no ha pasado, algunos pensamos que la catástrofe está por venir, particularmente en materia de seguridad y economía. El mismo López Obrador reconoció en su informe que los homicidios y las extorsiones habían aumentado durante la época de encierro por Covid-19.
La crisis de 2021 podría haberla mitigado con reconocer que la visión original que tenía para México debería modificarse, cambiarse debido a la pandemia por el Covid-19.
Y en Los programas, las estrategias propuestas hace dos años, simple y llanamente no podrán cumplirse en su totalidad por una razón simple: no habrá dinero suficiente para rescatar a Pemex, para la construcción de Dos Bocas y el Tren Maya, para el Aeropuerto de Santa Lucía.
Además de incrementar los programas de apoyo y asegurar que se mantengan los servicios médicos y hospitalarios debido al Covid-19.
Este Segundo Informe que presentó el presidente podría haber sido el momento para reconocer la necesidad de cambiar de rumbo, de buscar consensos entre la clase política, los gobernadores, el sector privado, la sociedad civil.
Pero, como lo dijo el presidente, que él es el “mejor gobierno en el peor momento”. Y con este comentario terminó las esperanzas que todavía tenían algunos inversionistas, el empresariado y sociedad civil de que las circunstancias del país y los datos duros seguramente harían cambiar a López Obrador.
La fantasía de López Obrador hoy en día es exactamente la misma que proponía hace 20 años. La diferencia es que hace dos décadas todavía había pesos y contrapesos que controlaban sus peores instintos.