Algunos mariscales de campo están en el sitio adecuado para ganar el Super Bowl en su primer año en la NFL, como ocurrió con Tom Brady, otros empatan el segundo récord de la liga (13-3) en su segunda temporada como profesional, como ocurrió con Peyton Manning. Para Josh Allen, pasador de Buffalo de tercer año, la misión viene señalada en menor dificultad, pero con gran desesperación: ganar un partido de football en enero.
Contemplando que el contrato de novato lo hará jugar como titular expira en 2022, si ejercen su opción de quinto año, esa será la primera puerta a la que Allen deberá quitar el cerrojo. Y la llave para destrabar la perilla está oxidada. La franquicia de los Bills cumplirá sus veinticinco inviernos de sequía si el equipo falla para alcanzar un puesto en los playoffs.
Primeros clasificados de la Conferencia Americana para el Wild Card con marca de 10-6 en un año con importantes triunfos como a los Cowboys en Thanksgiving Day y a los Steelers en diciembre, ambos duelos de visita, los Bills, de la mano de la segunda mejor defensa en puntos anotados y tercera en yardas totales recibidas, alcanzaron el tercer juego de playoffs por segundo año desde que Sean McDermott tomó las riendas en Buffalo.