Morir de sexo (literalmente)

Habías pensado alguna vez que tener sexo te puede llevar a la muerte? Sí, parece que es una de esas actividades físicas en las que las posibilidades de morir no son tan bajas como piensas. El acto sexual es, sobre todo, peligroso para algunos hombres, independientemente de que estos sean mayores o jóvenes, si cuentan con problemas de corazón. Las probabilidades de muerte por el mismo en las mujeres es mucho menor.
En el caso de los hombres, llama la atención que son personas mucho más propensas a morir durante el sexo que las mujeres. Sin embargo, si nos ceñimos a datos objetivos, las posibilidades de ser salvados también aumentan. Existen una serie de estudios propiciados por el Hospital Universitario de Helsinki y el Centro Médico Cedars-Sinai que recogen que este tipo de muerte, ocasionada tras un encuentro sexual apasionado, es hasta 10 veces más probable en el que caso del género masculino y no así en el femenino. No obstante, la posibilidad de salvar la vida de la víctima aumenta cuando el sexo es el ocasionante del problema. Mucho más, de hecho, que incluso si sucediera en la calle, a plena luz del día y se estuviera rodeado por muchas personas.
Eso sí, para que la persona pueda ser salvada después de haber mantenido relaciones sexuales, su pareja de cama debería saber practicar de forma correcta un masaje cardíaco. Esto es así porque la forma de morir más común durante este tipo de encuentros son los ataques al corazón o los infartos. Existen una serie de malas prácticas que realizamos durante el sexo y que nos pueden llevar a situaciones complicadas. De hecho, podemos morir en algunos casos. Una de ellas, por ejemplo, es hacer un uso incorrecto de la viagra. Este es un medicamento muy extendido, usado, sobre todo, por personas de edad avanzada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hipotensa a los pacientes, por lo que si la persona se medica para bajar la presión, el cuerpo podría no resistirlo y terminar conduciendo a la muerte. Es decir, esto no tiene nada que ver con una enfermedad, sino por no hacer un buen uso de las medicinas a nuestro alcance.