Sexo y alcohol, ¿aliados o enemigos?

Sabías que beber en exceso puede bloquear tu capacidad para excitarte y sentir orgasmos?
El alcohol inhibe partes específicas de nuestro sistema nervioso central, que es el encargado de transformar los estímulos sexuales que recibimos del entorno en excitación y favorece que se alcance orgasmo.
En los hombres esto se traduce en:
– Dificultades para mantener la erección debido a una disminución de riego sanguíneo en el pene, con la consiguiente ansiedad que esto genera. En algunos casos, el miedo a que vuelva a suceder podría ser la causa de una problemática de disfunción eréctil en el futuro.
– Retraso en la eyaculación o, dicho de otra forma, que al hombre le cueste mucho llegar al orgasmo. Algunos podrían pensar que es algo positivo, por aquella falsa creencia de que el sexo es mejor cuánto más dura… pero creedme, ¡es un mito! No se trata de aguantar más tiempo sino de la calidad del encuentro sexual. Y si debido al efecto anestésico del alcohol se reduce la sensación de placer y se dificulta el orgasmo, está claro que la calidad del encuentro se ve seriamente afectada.
Y en las mujeres, un consumo excesivo de alcohol:
– Puede disminuir la lubricación en la vagina, debido a la falta de riego en la zona y a la deshidratación que produce el alcohol.
– Y puede retrasar el orgasmo o que, cuando se produzca, se sienta con menos intensidad. Al igual que en el hombre, el efecto sedante del alcohol hace que disminuya la capacidad de percibir las sensaciones placenteras y que se altere su capacidad para excitarse.
Pero no nos pongamos alarmistas: el alcohol no es el enemigo pero el exceso sí que lo es. Un consumo moderado puede ayudar a disfrutar del juego sexual porque nos relaja y hace que nos sintamos más confiados y seguros en la cama. El problema es cuando bebemos tanto alcohol que al día siguiente no nos acordamos de si disfrutamos o no, y que, en casos más extremos, nos lleve a exponernos a situaciones en las que se ponga en peligro nuestra integridad física o moral (por ejemplo, contagio de enfermedades o haber accedido a tener sexo sin estar seguro de ello). Acostumbrarse a tener relaciones bajo los efectos del alcohol puede generar dependencia y que acabe siendo necesario para poder abandonarse y dejarse llevar en el terreno sexual.
Y para dejarse llevar… existen otras fórmulas más saludables que pasan, entre otras cosas, por conocerse a uno mismo y saber lo que realmente te produce placer, darte el permiso para disfrutar de tu cuerpo o, en caso de bloqueos, buscar ayuda para superarlos.
El alcohol en su justa medida puede ser un complemento ocasional, jamás el medio para gozar del sexo.