El Covid en SLP, de mal en peor en SLP

Hoy quería hablar de otro tema, escribir con alegría buscando números aquí y allá cifras, que deben existir dado el alto nivel de optimismo del Presidente, Andrés Manuel López Obrador pero, los crecientes números de la pandemia y los calvarios en busca de hospitales que reciban a los enfermos, aplastaron nuestras intenciones con el peso de la realidad.
Estruja el corazón que diario rebasemos récords estatales de contagios y defunciones en SLP, mientras a nivel nacional vamos como “la burrita aquimichú”, unos días para adelante y otros para atrás, a pesar de que en el discurso oficial, llevamos mes y medio aplanando esa curva.
La buena noticia es que cada día sabemos más del SARS-Cov2, en efecto, ha quedado científicamente probado que usar cubre bocas, respetar la sana distancia y lavarse bien las manos con mucha frecuencia es suficiente para “aplanar” la pandemia.
La mala, es que los asintomáticos, es decir aquellos que tienen o tuvieron el virus pero que cursaron la enfermedad con nulos o bajos síntomas, pueden no haber adquirido inmunidad y además nunca recuperarse del todo porque el Covid-19, se sabe ahora, deja secuelas en pulmones, corazón, riñones, sistema neurológico y el músculo-esquelético.
Así que hay que recordar que los discursos no salvan a los políticos, ni siquiera si la corrupción ya se acabó, y también se mueren, de modo que si no nos cuidamos t-o-d-o-s, esto se pondrá peor.
CARADURAS Y DALTONICOS
Nos queda muy claro, que la sociedad potosina padece daltonismo, esa enfermedad que ve verdes los cerros pelones y en nuestro caso, a partir del primero de junio, cuando el semáforo epidemiológico nacional nos colocó en anaranjado, lo vimos verde y perdimos la brújula en cuanto a la pandemia.
Y abandonamos desde ese día los protocolos sanitarios que nos protegían eficazmente de contagiarnos de Covid-19 y hoy, cuando el hospital del ISSSTE anuncia su saturación para casos de coronavirus, somos ejemplo nacional de lo que NO se debe hacer en tiempos de pandemia: adoptar el descuido, la irresponsabilidad, el egoísmo y la indolencia.
Es un hecho que la contingencia sanitaria avanza, nos domina completamente y amenaza con destruir el sistema de salud de que disponemos, con todo y reconversión hospitalaria, tal como pasó en otros países.
¿Con que cara exigir a los niveles gubernamentales, cuando estos han hecho cada uno su propio esfuerzo aún a riesgo de la quiebra financiera, menos los ciudadanos? Las primeras voces, las de los dueños del dinero, ya se elevaron para pedir medidas muy enérgicas a los gobiernos municipales en contra de quienes no cumplan los protocolos sanitarios: Quedarse en casa, usar mascarilla facial, cubre bocas, aseo personal y sana distancia.
¿JUSTICIA Y GRACIA?
Al filo de los 10 mil contagios, más de 500 muertos y por primera vez con 20 defunciones en un solo día, urge en SLP llamar a la solidaridad, al respeto de unos para otros, al cuidado para las familias en estos tiempos aciagos y entender, como bien dijo el rector de la UASLP Alejandro Javier Zermeño Guerra, que hay vida después del Covid-19; el mundo cambió y nosotros también tenemos que cambiar las formas de actuar, de socializar, de enseñar, de aprender y de vivir.
Y si bien en lo que respecta a ocupación hospitalaria, las cifras oficiales aún dan margen, resulta que en la realidad las cosas son muy diferentes. En los hospitales privados prácticamente ya casi no reciben enfermos de Covid y de igual forma en el sector público, también es difícil que acepten pacientes para hospitalizarlos, la mayoría son devueltos a sus casas, a pasarla con paracetamol y tés. Entenderlo es de vida o muerte.
Abogado de profesión, una de las frases históricas del Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez García, habla de su peculiar enfoque para la impartición de justicia: “A los amigos, justicia y gracia; al enemigo, justicia a secas”.
Viendo el trato al ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, que a 5 meses de ser detenido en España con fines de extradición a México acusado de recibir millonarios sobornos de Oderbrecht y por compras fraudulentas de empresas quebradas a costos estratosféricos, puede deducirse que el poderoso funcionario peñista es amigo de la 4T.
MACHISMO O JUARISMO
Lozoya no pisará la cárcel porque la FGR no la pidió, aunque se le acusa de beneficiarse con 30 millones tan sólo en la operación de compra-venta de la planta de Agronitrogenados del dueño de Altos Horno de México, AHMSA, Alonso Ancira, también preso en España.
Se dijo “inocente y no responsable” de los actos que se le imputan, y que probará su inocencia, por lo cual con un brazalete estilo Rolex, Bulova o Cartier, salió ayer del Hospital Ángeles del Pedregal, desde donde por videoconferencia asistió a sus comparecencias de la semana pasada para irse directo a su casa. Solo tendrá que ir cada 15 días a firmar al Reclusorio Norte.
Ni siquiera ha declarado, pero en su entorno ya circulan varias leyendas urbanas, una de ellas es que podría ser declarado inocente si su juicio sirve para develar la corrupción del neoliberalismo a cambio de que su sentencia, si se da, sea muy laxa, gracias al llamado “criterio de oportunidad” a que se acogió cuando aceptó su repatriación.
En cambio la ex peñista Rosario Robles Berlanga sigue en Santa Martha, no sale de ahí pese a que los presuntos delitos que le imputan no alcanzan la prisión preventiva, pero el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, –sobrino de Dolores Padierna- la dictó “por presunción de fuga”, aunque para atender el citatorio la ex perredista suspendió un viaje por Europa y “con la frente en alto y con muchos pantalones” fue al juzgado donde la enviaron directo a la cárcel. ¿Por ser mujer, porque le cobraron el Bejaranazo, o porque se equivocó al no negociar antes?
ABUSO DE PODER
Por lo que sea, entre Robles y Lozoya se inscribe el caso del doctor chiapaneco Gerardo Grajales Yuca, al que la fatalidad alcanza porque uno de sus pacientes de Covid-19 resulta tener una hija tan influyente que lo culpa de su muerte y le encauza una demanda que procede en automático así que ahora, en vez de seguir enfrentando la pandemia está tras las rejas.
Lo criminalizan por obrar acorde con los postulados hipocráticos y, solicitar medicamentos y equipo agotado en su institución, pero necesario para tratar de salvar la vida de un paciente que, sabía con capacidad económica para adquirirlos por su cuenta. Ya si después de aplicárselos no dieron resultados y el desenlace fue fatal, al menos la lucha se le hizo, el médico no es Dios. Pero lo acusan de “abuso de poder”. ¿Usted quien cree que esté “abusando del poder”?
Son dos de los muchos casos que por el país deben existir. La única explicación lógica es que como no son amigos ni del Presidente AMLO ni de la 4T, no reciben justicia y gracia, como vemos con Lozoya Austin, sino justicia a secas y esa, cual camión urbano, se va por demasiados recovecos y no es justicia, aunque sea premisa juarista.
Y aquí nos leemos el próximo miércoles.

margarita_basanez@yahoo.com.mx