Todo cambia

na vez más como hace tres y hace seis años se llevó a cabo la llamada reforma a la ley electoral de San Luis Potosí, para ello se gastaron varias decenas de millones de pesos en su organización, viáticos y difusión, pero al igual que hace 3 y seis años después de prolongadas discusiones en las que los ciudadanos estuvieron de relleno escenográfico, las conclusiones fueron las mismas que ahora.
Es decir la reforma a la ley estatal electoral la organiza el Congreso del Estado, en donde están representados los diferentes partidos políticos y contrario a lo que sería el votante, la población no está representada.
Teóricamente un diputado es un representante de la población, pero eso es teórico solamente porque está consignado en la constitución, pero en la práctica cada uno de los diputados cuida sus intereses y en un dado caso los intereses del partido que le permitió llegar a ese curul.
De esta manera las reuniones que hubo en Rio Verde, Ciudad Valles y Matehuala fueron solamente de exhibicionismo de los diputados participantes, porque cuando algún ciudadano presentó alguna propuesta se le escuchó y en el mejor de los casos se le aclaró que lo que proponía era algo inviable debido a las estructuras jurídicas constitucionales o a la falta de recursos económicos o que tal vez lo presentarían en las comisiones correspondientes.
La ciudadanía entre otros aspectos lo que solicitaba en esta reforma es que el porcentaje de votación mínima que se requeriría para que un partido político conservará su registro debería de ser del 3.7 por ciento y no del 3% como lo es ahora esta propuesta fue defendida férreamente por los partidos políticos llamados “chicos”.
Asimismo otra propuesta de la ciudadanía es que las diputaciones plurinominales no las asignen los partidos políticos precisamente al presidente del Comité directivo estatal de cada partido en ese momento.
Se objetaba también el nepotismo en los partidos políticos en la asignación de recursos y de nombramientos de dirigencia, asimismo en este punto se buscaba que ya no se heredaran de padres a hijos o entre esposos los nombramientos plurinominales que se asignan a cada partido.
También se propuso el que se eliminaran las alianzas entre partidos y que se fomentaran los pactos políticos entre estos. Las alianzas permiten a los llamados partidos chicos agarrarse del triunfo de un partido grande al añadir su logotipo con otro u otros partidos en la boleta y en los pactos políticos cada partido aparece independientemente en las boletas electorales y al ganar el candidato tiene la obligación de incluirlos en su gabinete.
Aun sin embargo estos aspectos sumamente importantes no se tomaron en cuenta a la hora de votar precipitadamente la nueva ley electoral del Estado de San Luis Potosí.
Es decir, una vez más se aplicó “el gatopardismo político”: todo cambia para que todo quede igual.
Y en la nueva ley estatal electoral se hicieron reformas pero quedo igual.
No se tuvo la inteligencia, el arrojo o la voluntad para incluir la situación de la pandemia que durará según los científicos todo el tiempo que duren las campañas e incluso las votaciones.
Tampoco se tuvo la inteligencia ni la voluntad de añadir la llamada publicidad subliminal que es un determinante lastre que ha contaminado y contamina los procesos electorales; como lo es el tapizar todo el equipo urbano del color del partido que las autoridades municipales pretenden.
Como ejemplo irrefutable está el caso del color amarillo y negro PRD que los Gallardo utilizaron mientras estuvieron en ese partido y fueron respectivamente presidentes municipales de la capital potosina y de Soledad de Graciano Sánchez en que inclusive los manteles para las mesas en actos públicos eran en color amarillo y negro en que todo el equipo urbano se pintó de ese color incluyendo las unidades habitacionales de Soledad bajo la falaz amenaza de quitarles el crédito por su departamento si no aceptaban que no pintarán de ese color amarillo y negro.
Ahora están pintando todo el equipo urbano de Soledad en color verde porque la familia Gallardo ha comprado la franquicia del partido verde en el estado potosino.