El síndrome de «La Cabaña»

El período de encierro está generando diversas consecuencias negativas a nivel psicológico en buena parte de la población

Desde que se declaró el estado de alarma en todo el país por la crisis sanitaria del COVID-19, ya hemos pasado más de tres meses confinados en casa. Este periodo de encierro está generando diversas consecuencias negativas a nivel psicológico en buena parte de la población: sentimientos de ansiedad, tristeza, aislamiento social, alteración en los hábitos de sueño…
Todo esto debido al miedo a ser contagiados de coronavirus, pero también se está encontrando una gran cantidad de personas con demasiado miedo de salir a la calle por la persistente inseguridad y la falta de protección de las autoridades.
En este momento a nivel nacional se informa que la mayor parte del país ha entrado en la llamada etapa de semáforo naranja abandonando el semáforo rojo; aun sin embargo los reportes de epidemiólogos son demasiado alarmantes al informar que el número de contagios no desciende y lo más terrible de todo esto son los informes de la Secretaría de salud que se resiste a hacer públicos.
Estos informes revelan que del 18 de marzo al 1 de junio, es decir, en 70 días hubo 10,167 defunciones por causa del coronavirus pero también señala que una vez que el sector salud ha dicho que el país puede entrar en la llamada “nueva normalidad” el día 1 de junio, al corte del 19 de junio, es decir en 19 días se acumularon 20,394 defunciones por coronavirus.
Entre otras causas ahí radica el miedo de la población para no abandonar sus casas.
Pero por si esto fuera poco datos estadísticos revelan que se han perdido 12 y medio millones de empleos en este periodo, muchos trabajadores han perdido definitivamente su fuente de trabajo porque las empresas en donde laboraban no pudieron sostener los llamados gastos fijos como son la renta el pago de energía eléctrica agua y en muchos casos pagar a sus trabajadores un porcentaje de su sueldo.
El gobierno federal reiteradamente negó el apoyo económico a las empresas, especialmente a las micro y pequeñas empresas, llegando el Presidente de la República a decir sarcásticamente que si estas microempresas llegaban a quebrar, ese era su problema y que “se rascaban con sus propias uñas”.
Todo este programa lleno de zozobra a una buena parte de la población en especial a los jóvenes que perdieron su trabajo según datos confiables de 10 empleos perdidos siete corresponde a jóvenes de entre 20 y 35 años.
Hoy el gobierno federal se enfrenta a este gravísimo problema emocional que puede tener consecuencias sumamente lamentables que van desde los suicidios hasta movimientos sociales violentos en contra del Estado.
El gobierno federal a través de la Secretaría de salud está intentando dar apoyo psicológico a quienes cruzan por esta crisis y habla de un tema que han querido poner de moda que se llama la “residencia”. Residencia en griego quiere decir rebote y ahora los psicólogos del Estado tratan de convencer a los damnificados de esta pandemia que pueden rebotar al caer al fondo como ya ha sucedido con muchas personas.
En teoría estos muy lindo y aplicable a sociedades en las que los gobiernos apoya la creación de empleos realmente y no de manera ficticia como está sucediendo con el gobierno Federal y sus programas como el de sembrando vida.
El diagnóstico de los psicólogos del Estado es que la población está sufriendo el “síndrome de la cabaña”, que significa el no querer salir de su zona de seguridad y confort para enfrentarse a una realidad agresiva y difícil como la que ahora se vive en México.
Para ser más conciso: el Síndrome de la Cabaña hace alusión al temor y vivencias desagradables que se activan en relación a la exposición real o mental a todo lo que conlleve salir de casa y de la situación estrictamente actual, optando así por la reclusión como forma de vida deseada ante la percepción de seguridad que conlleva el quedarse dentro de sus casas.
Este llamado síndrome de la cabaña no lo va a poder manejar el estado debido a que está aplicando métodos que en algún momento tuvieron éxito en España con Francia. El caso de México es muy diferente.