La teoría de Dunbar: ¿realmente no somos capaces de tener más de 150 amigos?

  • Según la teoría de Dunbar, las personas pueden «manejar» hasta 150 relaciones, ya sea en las primeras sociedades de cazadores-recolectores o en el lugar de trabajo moderno .

A casi todos nos ha pasado: cortejamos a alguien por un tiempo y, a la hora de la verdad, nos dice que «seamos amigos»… Tú, probamente, has dicho o pensado: «No necesito más amigos. Ya tengo suficientes».

Pues resulta que esa idea no es solo producto del despecho.

Al parecer, existen límites bien definidos para la cantidad de relaciones de varios tipos que una persona promedio puede mantener. Y, según una investigación de fines del siglo XX, el número mágico es 150.

ero ¿será siendo el mismo en nuestras «sociedades hiperconectadas», en las que es común tener perfiles en varias redes sociales con cientos o miles de seguidores?¿De dónde salió el número mágico?

A través de sus estudios de primates no humanos, el antropólogo británico Robin Dunbar llegó a la conclusión de que había una relación entre el tamaño del cerebro y el tamaño del grupo con el que nos vinculamos. El experto concluyó que el tamaño de la neocorteza, la parte del cerebro asociada con la cognición y el lenguaje, en relación con el cuerpo, está relacionado con el tamaño de un grupo social cohesionado.

Esta relación limita la complejidad que puede manejar un sistema social. Dunbar y sus colegas aplicaron este principio básico a los humanos, examinando datos psicológicos, antropológicos, ya fuera históricos como contemporáneos, sobre el tamaño de los grupos, incluida la forma en que los grandes grupos se forman antes de separarse o colapsar. El resultado fue que encontraron notable consistencia alrededor del número 150.

¿De dónde viene?
Según Dunbar y muchos investigadores en los que influyó su teoría, esta regla de 150 es cierta para las primeras sociedades de cazadores-recolectores, así como para una sorprendente variedad de agrupaciones modernas: oficinas, comunas, fábricas, campamentos, organizaciones militares, pueblos… e, incluso la lista para la celebración de la Navidad. Sus conclusiones indican que si un grupo excede 150 personas, es poco probable que dure mucho o sea coherente.

Pero 150 por sí solo no cuenta toda la historia. Otros números también son decisivos dentro de la hipótesis del cerebro social, que es como se conoce la teoría de Dunbar.

De acuerdo con ésta, el círculo más estrecho de nuestras relaciones humanas tiene cinco personas: nuestros seres más queridos o cercanos.

A estos, le siguen varias capas sucesivas:
15 buenos amigos
50 amigos
150 contactos significativos
500 conocidos
1.500 personas que puedes reconocer
Las personas migran dentro y fuera de estas capas, pero la idea es que cada persona mantiene sus relaciones en esos límites.

Por supuesto, esos números realmente representan un rango. Los extrovertidos, según el autor, tienden a tener una red más amplia, aunque con relaciones menos intensas, mientras que los introvertidos se concentran en un grupo más pequeño de contactos muy cercanos. Las mujeres, por su parte, generalmente tienen un poco más de contactos en las capas más cercanas.

Dunbar no está seguro de por qué estas capas de números son múltiplos de cinco, pero asegura que «este número parece ser fundamental para los monos y simios en general».

Lo que determina estas capas en la vida real, en el mundo cara a cara , es la frecuencia con la que ves a las personas, de acuerdo con la hipótesis. «Todos los días tienes que tomar una decisión sobre cómo invertir el tiempo disponible para la interacción social y eso es limitado», señala.

Los cuestionamientos
Ciertas organizaciones han tomado estas ideas en serio. La Autoridad Fiscal de Suecia, por ejemplo, reestructuró sus oficinas para mantenerse dentro del umbral de 150 personas.

Aunque no todos se suscriben a la hipótesis del cerebro social: algunos son escépticos sobre la posibilidad de derivar un número mágico las interacciones humanas. No obstante, puede ser un ejercicio útil al examinar las comunidades y la evolución.

«Aunque hay muchos factores que pueden limitar la cantidad de relaciones que creamos y mantenemos, esos estudios nos ayudan a comprender mejor y medir la influencia de tales variables», comenta Cristina Acedo Carmona, antropóloga y economista