Agatha Christie: Reeditan su primera novela

Agatha Christie, autora inglesa del género policiaco, es una de las autoras más leídas del siglo XX. A cien años cumplidos de la publicación de su primera novela, la reeditan. A continuación compartimos la nota del País, donde se detalla toda la información:
La “lenta” de la familia es una de las escritoras más prolíficas de la historia. Agatha Christie –autora de 66 novelas policiales, 6 novelas románticas y 14 libros de cuentos, además de varias obras de teatro– no soñaba con ser escritora ni triunfar, aunque vendió dos mil millones de ejemplares y figura en el Libro Guinness por estar tercera, después de las obras de William Shakespeare y la Biblia. Un día desapacible de invierno apostó con su hermana “Madge” (Margaret) que podía escribir una novela policial. Entonces decidió que será un crimen por envenenamiento. Imaginó los personajes y quién sería la envenenada (Emily Inglethorp); cuándo, cómo, dónde y por qué. Se trataría de un asesinato “íntimo”, todo ocurriría en familia. Ahí apareció por primera vez el detective belga Hércules Poirot y su ayudante, Arthur Hastings. A cien años de la publicación de El misterioso caso de Styles, el sello Booket, del Grupo Planeta, relanza esta primera novela y una cuidadosa selección de los mejores libros de la escritora británica, entre los que se destacan Cita con la muerte, Diez negritos y Los elefantes pueden recordar. La colección se completará con El asesinato de Roger Ackroyd –elegida como la mejor novela de crimen de todos los tiempos en 2013-, Un cadáver en la biblioteca, El misterio de la guía de ferrocarriles, Cinco cerditos, Muerte en el Nilo y Se anuncia un asesinato.
El misterioso caso de Styles fue rechazada por Hodder and Stoughton, quien le devolvió el manuscrito a la futura “reina del crimen” sin observaciones. Lo envió sin éxito a distintos editores, hasta que un día la citaron de la editorial The Bodley Head. John Lane –que le pidió que reescribiera el final de la novela- sacó del cajón de su despacho un contrato y le propuso a Christie que lo firmara. “No tenía ninguna intención de estudiar el contrato, ni siquiera de pensar en él. Iba a publicar mi libro. Después de perder todas las esperanzas, ahora no estaba en condiciones de rechazar nada. Hubiera firmado cualquier cosa –reconoce la escritora en su Autobiografía-. En este contrato concreto se estipulaba que yo no recibiría ningún derecho de autor hasta que se hubieran vendido los primeros 2.000 ejemplares, y a partir de dicha cifra recibiría una pequeña cantidad por ejemplar vendido (…). Ni siquiera me di cuenta de que en el contrato existía una cláusula que me obligaba a entregarle mis cinco novelas siguientes, con sólo un ligero aumento en mis derechos de autor. Para mí, todo aquello representaba un éxito inesperado. Firmé el contrato con entusiasmo y me marché, llevándome el manuscrito para corregir las anomalías del último capítulo, cosa que hice sin mayores dificultades”. “
Yo soy yo”
La carrera de Christie (1891-1976) empezó sin que ella misma tuviera la más mínima sospecha de que iba a ser tan larga. Al margen de la cláusula sobre las cinco novelas siguientes, la escritura de esa primera novela había sido “un experimento único y aislado”. Se le había ocurrido escribir una novela policial, lo logró y se publicó. El asunto podría haber terminado ahí para la joven Agatha Mary Clarissa Miller, educada por institutrices en un hogar de clase alta. El misterioso caso de Styles vendió los 2.000 ejemplares; una cifra que no estaba nada mal (ni en aquellos tiempos ni en estos) para una novela policial de una autora entonces desconocida. “Recibir sólo 25 libras como ingresos totales por escribir un libro, no me hacía suponer que fuese a ganar mucho dinero en la carrera literaria”, ironiza Christie, que pronto fue convocada por Bruce Ingram, director de The Sketch, un semanario británico ilustrado, centrado en la alta sociedad y la aristocracia, para que escribiera una serie de relatos de Poirot.
“Cuando se empieza a escribir, se suele admirar febrilmente a algún escritor y, se quiera o no, se copia su estilo. A menudo ese estilo no es el más conveniente y por lo tanto se escribe mal; pero a medida que pasa el tiempo, este factor va influyendo menos y aunque se admire aún a ciertos escritores e incluso se desee escribir como ellos, se sabe que es imposible; probablemente porque se ha asumido la humildad literaria”, recuerda la escritora británica en su Autobiografía. “Si pudiera escribir como Elizabeth Bowen, Muriel Spark o Graham Green, daría saltos de júbilo, pero sé que es imposible y nunca intentaría copiarlos –agrega Christie-.