Un año del beso que hoy es un icono del movimiento LGTBI

  • Fue un beso.

Un simple beso espontáneo. Un momento de felicidad tras pasar a los cuartos de final de Mundial y que quiso compartir con su pareja.

Una muestra de cariño natural, sin buscar los focos ni la notoriedad. Sin embargo, al lado estaba un fotógrafo que inmortalizó ese momento y que ese mismo día dio la vuelta al mundo. Algo normal se convirtió en especial. Un símbolo de igualdad, sin miedo al qué dirán ni a ser juzgado.

Magda Eriksson, jugadora del Suecia que acababa de lograr un sueño, se acercó a la grada y besó a su pareja, la jugadora danesa Pernille Harder, considerada una de las mejores del mundo. Con la camiseta de su novia y una sonrisa recibió ese acto de amor con total normalidad. Pero no sabían que se convertiría en algo extraordinario.

“Cuando lo miré, tenía 3.000 seguidores más en Instagram”, recordó Harder para fifa.com. “Todo el asunto fue realmente inesperado”, explicó. La brillante jugadora del Wolfsburgo ni siquiera había caído en las cámaras: “En primer lugar, no sabía que había un fotógrafo allí, así que ni siquiera sabía que existía la foto. Y luego, la reacción fue sencillamente increíble”.

Porque la reacción de la gente fue lo que hizo ese momento tan especial: «Fue bueno constatar lo masivas y positivas que fueron las reacciones, y cuántos comentarios agradables hubo de todas partes del mundo. Provocó mucho debate, con muy poca negatividad, y eso estuvo realmente genial”. Dos futbolistas que eran referentes sobre el césped y ese simple acto las convritió en algo más: “Eso hizo que Magda y yo nos diésemos cuenta de que somos referentes no solamente en el fútbol, sino también en este ámbito».