Primero tendrá que esperar una derrota del Borussia Dortmund, pero el Bayern Múnich puede teóricamente ganar el sábado, en su campo y a puerta cerrada contra el Borussia Mönchengladbach, su octavo título consecutivo de campeón de Alemania, el trigésimo de su historia.
Primera condición: que el segundo, Borussia Dortmund (63 puntos), pierda en el campo del Fortuna Düsseldorf, 16º y en puesto de jugar un play off por la permanencia. Algo poco probable.
Pero si fuera el caso, los bávaros (70 puntos) entrarían al campo tres horas después contra el otro Borussia, el de Mönchengladbach, con la posibilidad de lograr el ‘Schale’, el trofeo del campeón, a tres jornadas del final.
El Bayern, que aplasta a los rivales desde la reanudación de la Bundesliga tras el parón debido a la pandemia del coronavirus, a mediados de mayo, jugará sin algunos de sus mejores hombres en este choque contra el cuarto clasificado, que también busca una plaza en la Liga de Campeones.
Sus dos puntas de lanza en ataque, el polaco Robert Lewandowski (30 goles) y Thomas Müller (siete tantos y 20 asistencias), están suspendidos por haber recibido la semana pasada una quinta tarjeta amarilla en la temporada.
Por su parte, Serge Gnabry, el extremo goleador (12 tantos, 10 asistencias) es duda, víctima de una leve lesión esta semana en el entrenamiento, que le hizo perderse la semifinal de la Copa el miércoles contra Eintracht Fráncfurt.
El Borussia Mönchengladbach (56 puntos) se juega mucho: virtualmente clasificado para la Liga de Campeones gracias a su cuarta plaza, puede en caso de derrota ver su lugar en peligro, ya que el Bayer Leverkusen (56 puntos también) se desplaza el domingo al campo del Schalke.
En la parte baja de la tabla, un duelo del miedo opondrá el sábado a los dos últimos Paderborn (20 puntos) y Werder Bremen (25 puntos). El recién ascendido (Paderborn) y el club de gran tradición en la Bundesliga (Werder) tienen un pie en segunda división.
Aunque el Fortuna de Düsseldorf, justo encima de ellos con 28 unidades, tendrá complicado despegarse de los dos últimos con un rival peligroso.