La NASA carga la enorme presión de volver a llevar a los humanos a la Luna en 2024. La meta es ambiciosa, pero ante el escepticismo de algunos, la agencia parece estar redoblando sus apuestas en la exploración lunar. Como parte del programa Artemisa, que planea llevar la primera mujer y el décimo tercer hombre a la Luna desde 1972, la NASA presentó recientemente los Acuerdos Artemisa. Estos acuerdos son un primer intento de organizar lo que sería una exploración y explotación sostenida de la Luna con fines comerciales.
“¡Es un nuevo amanecer para la exploración espacial!”, dijo en su Twitter Jim Bridenstine, administrador de la NASA, el 15 de mayo, cuando presentó oficialmente los Acuerdos Artemisa. Bridenstine describió los acuerdos como un conjunto de principios para “crear un ambiente seguro y transparente que facilite la exploración, la ciencia y las actividades comerciales para el disfrute de toda la humanidad”.
Reglas de juego
Los Acuerdos Artemisa proponen unas reglas que deberían respetar quienes quieran aprovechar las posibilidades que ofrece la Luna. El documento parte de la base del Tratado del Espacio Exterior (OST, por su siglas en inglés), promulgado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1967 y considerado el marco legal para lo que tiene que ver con la exploración espacial. Los Acuerdos Artemisa recogen esos principios y proponen que los gobiernos y las compañías privadas que quieran adelantar operaciones en la Luna deben hacerlo con fines pacíficos y con transparencia.
El documento, escrito en términos muy generales, también se refiere a la necesidad de crear estándares para trabajar de manera colaborativa; prestarse ayuda mutua en caso de emergencia; publicar los datos y hallazgos científicos que ahí se logren; proteger el patrimonio y lugares históricos en la Luna.
Zonas seguras
Además de proponer normas de comportamiento, los Acuerdos Artemisa también se refieren a la extracción de recursos del suelo lunar, un aspecto que no se menciona en el Tratado del Espacio Exterior. “La capacidad de extraer y utilizar recursos en la Luna, Marte y los asteroides será fundamental para apoyar la exploración y desarrollo espacial seguro y sostenible”, dice el documento de la NASA.
También habla de realizar operaciones que no generen conflictos, y “evitar interferencias dañinas”, para lo cual propone unas “zonas seguras”.
“¿Qué pasa si tenemos un montón de gente tratando de obtener los mismos recursos en la misma área”, se pregunta Hanlon. Los acuerdos plantean que la NASA y sus países aliados deben informar del lugar y del objetivo de sus operaciones lunares, para que puedan trabajar dentro de sus zonas seguras.
¿Privatización de la Luna?
La idea de las zonas seguras va en línea con una orden ejecutiva que la Casa Blanca expidió en abril que afirma que “los estadounidenses deben tener el derecho de participar en la exploración, recuperación y uso de los recursos del espacio exterior”. Esa misma orden sostiene que EE.UU. “no ve el espacio exterior como un bien común global” y por lo tanto anima a que se haga un uso público y privado de los recursos espaciales. Así, el concepto de zonas seguras no ha estado libre de polémica.
Dmitry Rogozin, director de Roscosmos, la agencia espacial rusa, mostró su oposición a los Acuerdos Artemisa. “El principio de invasión es el mismo, ya sea en la Luna o en Irak”, escribió Rogozin en su Twitter cuando los medios comenzaron a hablar de los acuerdos antes de que la NASA los presentara oficialmente.
Rogozin considera que de esta iniciativa solo saldrá un nuevo “Irak o Afganistán”. Por su parte, Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, dijo que los acuerdos necesitarán “un análisis exhaustivo…desde el punto de vista del derecho internacional existente”.
Minería lunar
La minería y la extracción de recursos en la Luna aún parece una idea de ciencia ficción, pero los expertos no lo ven imposible. Paul Byrne, profesor de Geología Planetaria en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, cree que esto es algo que podría ocurrir en los próximos 20 años. Bryne, sin embargo, considera que el escenario más probable no es que de la Luna se extraigan recursos para traerlos a la Tierra, sino que los materiales que ahí se encuentren se utilicen para la permanencia ahí o para ir aún más lejos, como a Marte, por ejemplo. “Hay pocas razones comerciales para minar la luna y traer los recursos a la Tierra”, le dice Byrne