Claves para tener un sexo de calidad

Sexo de calidad es sinónimo de sexo gourmet. Se trata de disfrutar del placer con todos los sentidos (gusto, olfato, vista, tacto, oído y el sexto sentido: “la fantasía”), añadiendo un punto de creatividad y olvidándonos de llegar a una meta. Simplemente se trata de gozar de todo el proceso.
A través de las claves expuestas a continuación desmitificaremos esta creencia pudiendo mejorar la calidad del sexo sin hacer un elevado esfuerzo ni invertir demasiado tiempo.
1.- Prioriza el sexo en tu relación de pareja y en tu día a día. priorizarlo ante otras obligaciones. Si nos paramos a pensar, en muchas ocasiones hacemos cosas que no nos acaban de apetecer, pero si mantenemos un ritmo y frecuencia y nos incentivamos, acaban gustándonos y hasta acabamos deseando que llegue el momento de volverlo a hacer.
2.- Ten en cuenta que la sexualidad empieza en la seducción.
Con el paso de los años (y sobre todo si tenemos pareja estable) nos olvidamos que el sexo es mucho más que preliminares, coito y orgasmo. Por tanto, si queremos tener un sexo de calidad ha llegado el momento de volver a recuperar el coqueteo y la picardía fuera del momento sexual y convertir nuestro día a día en erótico, sensual y positivo.
3.- Conócete sexualmente y averigua qué es lo que te gusta.
Para poder disfrutar plenamente del sexo debemos conocernos primero nosotros mismos. Es importante conocer nuestras apetencias en el terreno sexual: saber qué es lo que nos activa.
4.- Comunícate con tu pareja en el tema sexual.
Es verdad que es distinto saber qué es lo que uno quiere que tenerlo que comunicar al otro, y más en el caso de las preferencias sexuales.
5.- Añade un poco de creatividad.
El sexo de calidad va ligado indiscutiblemente a la creatividad, espontaneidad e imaginación.
6.- Evita empezar y acabar siempre de la misma manera.
Tendemos a concebir el sexo en cuatro pasos: caricias de iniciación, preliminares, coito y conseguir el orgasmo.
7.- Rompe el esquema de sexo = orgasmo.
Tendemos a concebir el sexo como la culminación del orgasmo, lo que crea obligaciones y presiones alrededor del momento sexual, haciendo que en muchas ocasiones nos centremos en las zonas físicas más erógenas que serían los genitales, y los pechos en el caso de las mujeres, haciendo demasiado hincapié en ellas y olvidándonos de muchas otras.